Los testigos de Jehová: una secta particular. Parte 3.

¿Cómo puedo agradecer a Dios todas las cosas buenas que tengo mientras otras personas no tienen nada? ¿Cómo puedo darle gracias a Dios sin, por implicación, culparle del estado del mundo?

      Bart Ehrman, ¿Dónde está Dios? El problema del sufrimiento humano.

Preguntas como las de arriba son, digamos, “religiosamente” incorrectas, porque son incómodas y las explicaciones que nos venden, en nuestro fuero interno, nunca terminan por convencernos. Supongo que para personas razonables, preguntas así inician un paulatino proceso de descreimiento hacia la misma idea de un dios bíblico, uno que activamente participa en la historia humana. Preguntas así, abordadas con honestidad intelectual, deberían motivarnos a reflexionar sobre la improbabilidad (por no decir imposibilidad) de un dios amoroso que todo lo puede.

Me gustaría decir que mi salida de los testigos de Jehová fue así de aséptica y motivada por reflexiones elevadas. Fue aséptica, sí, pero no fue por cuestionar profundamente el sufrimiento humano actual. Al decir que fue aséptica me refiero a que no fue debido a “pecados”, que motivan la expulsión del testigo en cuestión. No, al contrario, me perfilaba para pastor de mi congregación incluso.

Como ya se mencionó, el manejo de la información es sumamente importante para mantener el control de las actitudes e ideas de la feligresía, es por eso que en su momento la iglesia católica se opuso a la educación pública, por ejemplo. Así también, los testigos de Jehová ven con recelo la educación académica, o seglar. Es aceptable que uno termine el colegio pero en el ideario de esta secta, lo que sigue debe ser un trabajo a tiempo parcial, a lo sumo de mando medio, para que el resto de la vida del testigo gire en torno a la predicación. No manejo cifras pero someramente puedo decir que a lo sumo un 10% o menos de los publicadores (testigos de Jehová con la posibilidad de predicar) optan por ello. O sea, muy pocos van (o iban en mi tiempo antes de la epidemia de universidades garage) a la universidad pero muy pocos optan por salir a predicar todos los días. O sea, se adaptan a lo mínimo requerido. Consecuencia de ello es que el grueso de los testigos de Jehová terminan subempleados en una situación laboral extremadamente precaria.

Mi primera desavenencia con los ancianos de mi congregación fue cuando iba a ingresar a la universidad. Pese a su insistencia, ingresé y seguí. Un evento en particular hizo que perciba la incoherencia de las afirmaciones de la organización (afirmaciones de las que se apropian los pobres testigos de a pie). Se supone que no se deben estudiar carreras universitarias (que duran seis años o más) porque, como secta milenarista, el fin del mundo y la segunda venida de Cristo, ya son inminentes. Se entiende la premura (desde 1870). A su vez, los testigos de jehovä, planean, construyen, reconstruyen, remodelan (y venden) edificios suyos, hechos con mano de obra gratuita, todo el tiempo. Para el momento en que empezaba la universidad, me tocó trabajar en una construcción que se proyectaba terminar EN 8 AÑOS. Iba a tener tiempo de sobra para la universidad (y por lo visto, el fin no estaba después de todo tan cerca). Por algún motivo, dejé pasar eso.

Más adelante, un pastor cuestionó mis gustos literarios. Recuerdo que me aconsejó piadosamente dejar de leer novelas de misterio y que redoble mi dedicación a lo que es provechoso, o sea, a leer la biblia e invitar a otros a leer la biblia. Eso me pareció una afrenta porque justamente fue la curiosidad y el hábito de leer lo que me motivaron a unirme a ellos y por lo visto ese hábito debe restringirse a ellos una vez que uno está adentro.

Los años pasaron y, finalmente, cuando la digitalización de la literatura de divulgación hizo mucho más accesible libros que de otro modo un estudiante no podría obtener, encontré en un cibercafé la copia de “El espejismo de Dios”, de Richard Dawkins. Obviamente el título era sugerente pero yo creía que si mi fe (o adoctrinamiento, que son la misma cosa) era fuerte, no importara lo que diga el libro, mi relación con dios no se afectaría. Al parecer era más honesto que devoto, así que luego de leer el libro, ya no pude seguir autoengañandome. Poco a poco deje de frecuentar la congregación y, finalmente, cuando me mude, perdi todo contacto con mis hermanos. Si sentí un “vacío espiritual” o crisis existencial, no duró mucho. Tal vez porque, acto seguido, leí todo cuanto pude de escepticismo y racionalismo. Luego llegó la adultez y el tiempo se hizo escaso de todos modos. Así fue mi salida, resumidamente.

Tengo que agradecer que no insistieron (tanto) que vuelva al redil. Eso siempre hace todo más difícil. De todos modos, salí sin rencores y sin la idea de que me arrebataron años de vida, con todas las limitaciones que imponen en temas de sexo o de consumo de drogas. Muchos testigos de Jehová son expulsados jóvenes, en su mayoría, se sobreentiende, porque inician su vida sexual obviamente fuera del matrimonio. Cuando los pastores se enteran, generalmente porque otro piadoso hermano acusa al pecador, se llama al acusado a aclarar la situación. Si confiesa lo ocurrido, se le expulsa y, hasta hace poco, nadie de los testigos de Jehová podía dirigirle la palabra hasta que sea readmitido.

El sentimiento de culpa, de vulnerabilidad y la rabia que experimentan jóvenes que pasaron por dicha experiencia explica que muchos expulsados terminen odiando a gente con quien anteriormente predicaba. Muchas veces también es porque se sienten reprimidos y privados de experiencias lícitas que sus congéneres  no testigos disfrutan. Entonces se sienten estafados y finalmente termina en un efecto rebote, en el cual el expulsado es víctima de sus pasiones reprimidas e, irónicamente, su caso es visto como una moraleja de lo que sucede con los jóvenes que dejan la organización. Parece una broma del mismísimo diablo (que tampoco existe).

No debe confundirse al adoctrinador con el adoctrinado. La secta es dirigida de forma jerárquica, en Estados Unidos, por gente que casi imperceptiblemente monetiza el trabajo de sus víctimas, que son las  personas que probablemente hayan tocado tu puerta o estén prestos para hablarte en alguna plaza. Sí, el grueso de los testigos de Jehová, los pastores de congregación, a quienes se los llama ancianos, sus esposas y sus hijos, los publicadores, precursores (que se dedican casi exclusivamente a predicar), todos ellos, son  gente honesta, de una fe robusta (que no hace más deseable el vicio de la fe) y con un interés sincero en ayudar al prójimo. No conozco a un solo anciano testigo de Jehová, con quien haya compartido, que se haya enriquecido a costa de sus hermanos. Al contrario, es gente que trabaja gratis para dicha organización. Es víctima de ella. Y lastimosamente también, el grueso de ellos tiene un nivel educativo bastante básico, lo cual impide que cuestionen a la jerarquía, sin hablar de todo ese fenómeno social que es propio de las sectas, por lo cual el que decide salirse, se expone al ostracismo incluso de su familia, si esta también es testigo de Jehová.

Debo decir que nunca más volví a tener contacto con un testigo de Jehová, o sea, nunca nadie me predicó pensando que yo no era testigo. Me queda el recuerdo de gente que alguna vez me tuvo en alta estima y me consideró ejemplar pero que hoy me considera “extraviado” y en el “mundo”, palabras propias de la nomenclatura de toda secta.

P.D. A modo de anexo, este video titulado “Cómo se financian los Testigos de Jehová” explica de manera bastante coloquial el negocio detrás de esta fe, que es mucho más complejo que la simple recolección de diezmo.

 

Los testigos de Jehová: una secta particular. Parte 2.

¿Qué tienen en común los cantantes Prince y Michael Jackson? Realmente muchas cosas: ambos eran estadounidenses, afrodescendientes, artistas, prodigios en la música, de fama descomunal, sexualidad ambigua, ambos murieron por abuso de sustancias: Michael a causa del Propofol y Prince a causa del fentanilo. Y sí, ambos eran testigos de Jehová. Esa es la explicación del porqué la aclaración en el video ‘’Thriller’’ de Michael Jackson, explicando que él no creía en zombies. Mencioné estos casos más notables, aunque hay más famosos (al igual que Tom Cruise y John Travolta en sus respectivas sectas) como la cantante de texmex Selena Quintanilla, las hermanas Williams, o el General, pionero del reggaetón, etc.

En la era pre internet era muy difícil para un paraguayo de clase media baja (que forma el grueso de la feligresía de los testigos) enterarse de algo así, ya que, como toda secta, el manejo de la información es total. En la literatura oficial de la Organización ‘’Watchtower’’, o en castellano ‘’Torre del vigía de Sion’’ este tipo de hechos no se publican, porque se consideran raíz de posible disenso. Ya hoy día, en que el acceso a la información es hiperfacilitado y uno puede consultar libros, enciclopedias, sin contar con miles de videos, es imposible no enterarse de detalles  poco decorosos de dicha organización pero para un testigo de Jehová devoto, activo y sobre todo profundamente adoctrinado, toda información no oficial de los testigos de Jehová es mal vista, de manera que es poco probable que un testigo de Jehová lea estas líneas, ya que casi casi por definición se considerará ´”opositora” o “apóstata”, aunque ni siquiera la referencia en cuestión haga juicios o tome partido a favor o en contra de la secta. Esa es una característica fundamental, el manejo de la información, que distingue a las sectas.

Uno de los aspectos más resaltantes de la historia real, o sea, imparcial o extraoficial de los testigos de Jehová, o sea, que no va a ser conocida por los testigos de Jehová activos, es en relación a sus orígenes. La leyenda dice que Charles T. Russel era el predicador estadounidense, que por inspiración divina, en la década de 1880, junto con otros cristianos sinceros, formó un grupo llamado ‘’Estudiantes de la biblia’’ para poder adelantarse a las profecías bíblicas que daban a entender a todas luces, que el siglo XX por iniciar, no de balde era un número redondo. Acontecerían eventos de máxima importancia teológica, y por supuesto, recordemos que es una religión milenarista, la venida de Cristo.

Lo que no se cuenta de Charles T. Russel es que era un hábil hombre de negocios, que diversificó su cartera de negocios y de dedicarse a la venta de granos pasó a la imprenta, con la revista ‘’Watchtower’’ y los encargados de la distribución y venta eran justamente, los miembros de dicha agrupación. Muchas ‘’doctrinas básicas’’ adjudicadas a Russel, como la del ‘’esclavo fiel y discreto’’ eran autoría de la señora de Russel, antes de divorciarse de ella tras un no claro hecho de adulterio por parte de Russel con su secretaria. Este hecho no lo estoy usando como una crítica ad hominen sinó para ilustrar el punto que detalles no decorosos no son comentados (ni sabidos) por los testigos normales. Tenemos mucho más, como la del segundo presidente, el juez Rutherford, quien además de ser alcohólico y de carácter irascible, vivía en mansiones, como la de Beth Sarim, paseándose en Roll Royce mientras el mundo se sumía en la segunda guerra mundial. La mansión de Beth Sarim fue construida gracias a contribuciones voluntarias para albergar a los patriarcas hebreos que habían muerto antes que Jesús naciera, desde Abraham hasta David, que resucitarían antes de la segunda venida de Cristo. Obviamente, nadie resucitó y nadie volvió de nuevo, por lo que la mansión discretamente se vendió y el asunto de la resurrección de los patriarcas fue quedando en el olvido.

Y ese es, creo yo, el principal mecanismo que usa el ‘’Cuerpo gobernante’’, o sea, su comité directivo, para esconder bajo la alfombra las profecías fallidas o las doctrinas que no resistieron el paso del tiempo y detalles como los comentados arriba. Simplemente no se mencionan errores y se asume que fueron revelados ‘’nuevos entendimientos’’ de tal o cual profecía o respecto a la interpretación de textos de la biblia. Tanto es así que un libro publicado allá en la década de los cincuenta, de esos de 400 páginas, sin ilustraciones y con letras pequeñas, poco generosos con el lector, tendrá a ojos de un testigo veinteañero, tantas ideas desconocidas que pensará que son de otro grupo religioso. Para evitar esto, los libros son sacados de circulación tan pronto se percibe que dichas ideas ya no son populares o, para usar una frase de moda, no envejecieron bien.

Si les interesa conocer la historia verdadera, o secular de esta asociación, pueden empezar con ‘’Apocalipsis demorado’’, un libro excelente escrito por un historiador canadiense, M. James Penton, quien fue un testigo de Jehová devoto y sincero. Quedó profundamente sorprendido cuando encontró una enconada oposición de sus hermanos y de la sede central en Brooklyn cuando mencionó la idea de escribir la historia del grupo académicamente. Como suele pasar, mientras más información neutral recopilaba, menos convencido se volvía y terminó abandonando la organización. Fruto de esa experiencia es el libro mencionado.

Leer parte 3.

Los testigos de Jehová: una secta particular. Parte 1.

Los testigos de Jehová son una secta. No sé si secta peligrosa o inofensiva pero cumple con los criterios básicos para ser considerada una.

La palabra secta en sí misma, aunque tenga una connotación siempre negativa o peyorativa, abarca tantos matices que no caben en una sola palabra. Hoy día gracias al diluvio de información en el que vivimos, en el que este escrito es también una gota, conocemos como nunca antes la historia de sectas que marcaron épocas, como la del esquizofrénico Charles Manson y “La familia” así como David Koresh y sus davidianos en los 90 o Marshal Applewhite, con su “Heaven’s gate” y el infame Jim Jones, que no necesita reseña. Quedan cientos por nombrar. Si uno no los conoce (creo difícil) sólo están a un click de distancia.

El nivel de dramatismo o la grandilocuencia de las expresiones apocalípticas de estos líderes considero es inversamente proporcional a la vigencia de sus respectivas sectas. Es gente que arrastra a sus seguidores todo el tiempo en que ellos permanecen vivos, luego no se suele ver continuidad.

Las sectas más longevas son, diríase, comparativamente más discretas en sus anhelos y “profecías”, además de crecer de forma más conservadora y de establecer vínculos mucho más fijos con elementos ajenos a ella, a veces incluso, llamativamente se asocian íntimamente con gente foránea. El arquetipo de secta que ejemplifica esto es el cristianismo del siglo primero, fundado por el apóstol Pablo, no por Jesús, como se cree. Después de cientos de años de luchas ideológicas entre varios cristianismos, finalmente emergió una victoriosa cuando se alió con Roma. El resto, son historia de 1700 años. Pero no se nos olvide que es una secta (o spin off) del judaísmo, así como lo es el islamismo.

Volviendo al tema, los testigos de Jehová son hermanas generacionales por así decirlo, del mormonismo, ya que sus bases se anclan en el seno de una sociedad cristiana protestante estadounidense, que a su vez, surge de los adventistas. Como quiera que se las llame, todas estas son milenaristas, así como hipotéticamente también lo es la iglesia católica,  aunque esta finja demencia en los últimos siglos respecto al tema.

Aunque mucha gente en esta época haya oído hablar de los testigos de Jehová de forma indirecta en los medios (sobre cuestiones como la sangre, festejar cumpleaños, el celoso proselitismo o sus asambleas), si un testigo de Jehová le alcanza a predicar a uno, el tema central de su mensaje es la venida de un paraíso terrenal (no celestial) en muy breve tiempo, ya pronto, muy pronto. Este paraíso es el medio que el dios Jehová utilizará para resolver todos los males de la humanidad que empezaron desde que Adán y Eva fueron echados del Jardín del Edén. A excepción de la idea de un paraíso terrenal, todos los demás aspectos de la mitología salvífica le son terriblemente familiares a cualquier paraguayo medianamente informado: que Jesús murió por todos nosotros, que a través de él tenemos esperanza, que va a volver y va a separar a sus ovejas de las cabras, que ese juicio será con fuego y demás y Satanás junto con sus demonios y la humanidad que está de su lado, o sea, contra Cristo está, va a ser primeramente “amarrado” (o “cancelado” digamos) por mil años . Y todo va a ser muy muy pronto.

Ese mensaje de salvación se ornamenta con la esperanza de ver en ese paraíso a nuestros seres queridos que ya hayan fallecido, resurrección mediante. Además, tanto nuestros seres queridos como nosotros mismos, vamos a volver a ser jóvenes y vamos a permanecer jóvenes por lo menos durante esos primeros mil años. En un día normal, en donde estamos inmersos en la rutina y con un nivel digamos moderado de felicidad, este mensaje por supuesto que choca con el escepticismo hasta del más crédulo católico, ni qué decir de una persona no religiosa pero hay días y días. Y hay días en los que vivimos tragedias personales que directamente nos invitan a pensar en un alivio, por más mágico que sea. En esos días, si un testigo de Jehová toca a la puerta, muchos van a querer creer que fueron enviados de dios. Es gente vulnerable, ya sea por diversos factores, la que cae presa, la que cree en esa esperanza y la que será eventualmente adoctrinada. Es esa gente la que será víctima y luego, si continúa, victimaria.

Fin de la primera parte.

Segunda parte

La Biblia desenterrada.

Por: Osvaldo Meza. (osvaldomeza11@gmail.com)

Reseña de “La biblia desenterrada” De Israel Finkelstein y  Neil Asher Silberman

             Es increíble lo poco que puedes llegar a saber de un juego que has jugado toda tu vida’

Mickey Mantle (Beisbolista estadounidense)

 

Este libro publicado en 2001 originalmente en inglés y con edición en castellano de 2003 le deja a un lector la misma impresión que manifestó el beisbolista arriba mencionado, sobre todo si habla y lee en castellano.

Nací y mucho tiempo crecí como cristiano, y como testigo de Jehová que fui, leí como mínimo cinco veces la Biblia, de Génesis a Revelación o Apocalipsis. Si bien la lectura selectiva y explicada desde el púlpito cegaba por completo cualquier análisis crítico del libro más vendido todos los años, inevitablemente las cosas en el Génesis no cuadraban.

Ya fuera del ámbito religioso y desbancado por completo todo atisbo de veracidad del relato de la creación, nunca había considerado que lo después mencionado en la biblia no fuera verdad. Pensaba que tal vez había imprecisiones cronológicas en algunos años o tal vez siglos pero ya siendo crítico con los textos sagrados, jamás pensé que algunos pilares de la tradición bíblica pertenecieran nada más y nada menos que al terreno de la literatura más fantástica y mejor planeada del mundo antiguo, cuya fuerza e impacto en la vida real sigue vigente.

La lectura de la biblia, la doctrina de la Iglesia, la de los otros dos principales monoteísmos (judaísmo e islamismo) y las miles de referencias culturales que enmarcan nuestro aprendizaje están implícitos en nuestra sociedad occidental, y tal como manifestó el filósofo Lessing: ‘’ La superstición en la que fuimos educados conserva su poder sobre nosotros aun cuando lleguemos a no creer en ella’’. Nunca mejor dicho. Es por eso que este libro es de por más interesante.

¿Qué ocurre cuando el lector bienintencionado e imparcial pero educado en el seno de una cultura cristiana se entera que no hay evidencias que respalden la existencia de los patriarcas? ¿O que el Éxodo bíblico nunca existió? ¿O que la gloria del rey David y que las riquezas del rey Salomón no son tales?

Pues ocurre que experimenta un escepticismo intenso, producido por lo que en psicología se llama efecto Einstellung (del alemán que significa ‘’configuración’’). Básicamente significa que la primera impresión o idea que tenemos de un determinado fenómeno impide plantearse otras posibles concepciones de un determinado fenómeno. Es por este efecto que cuesta más reaprender algo de nuevo que aprender desde cero. Desde pequeños hemos incorporado muchas ideas y relatos bíblicos que no imaginamos otras explicaciones más allá de las que se encuentran en la biblia. Es por eso que siempre nos cuesta aceptar la idea de la verificación independiente respecto a los acontecimientos allí narrados.

Debe hacerse una aclaración. Este libro sirve como una introducción a los grandes temas de la biblia.

Si bien el título es amplio, en realidad abarca solamente al antiguo testamento (Léase desde Génesis hasta Malaquías) y se centra sobre todo en el período en que realmente fueron escritos y compilados los documentos que conocemos con ese nombre. Lleno de citas bíblicas, compara, analiza y explica la plausibilidad de los hechos narrados a la luz de las evidencias arqueológicas disponibles, fruto de los trabajos de arqueólogos (muchos de ellos israelíes modernos) en la península de Sinaí. Además explica porqué se había tardado tanto en la historia en hacer un abordaje secular, crítico y sobre todo científico de los sucesos bíblicos.

¿Fundó Abrahám una tribu de hebreos a través de Jacob, quien tras haber ‘’contendido con dios’’  se llamaría Israel,  sería el padre de las doce tribus que heredarían la ‘’Tierra prometida’’? ¿Qué necesidad había en explicar que Abrahám procedía de Ur o que la tumba de su esposa y la de él y la de su hijo Isaac y su nieto fuera en Macpelá? ¿Por qué insistir en que Esaú, hermano de Jacob, quien luego se llamaría Edom, despreció su ‘’herencia’’ por una sopa de lentejas e insistió en matar a su hermano una y otra vez?

La peculiaridad del libro es que transforma la lectura del relato bíblico en una trama política de lo más interesante, ofrece una reinterpretación de esas historias, desde la perspectiva de un pueblo, y más que nada, de una clase gobernante de una pequeña localidad en Oriente que hizo todo lo posible para mantener su individualidad y no ser engullida y asimilada por potencias circundantes.

En este libro el lector notará la elegancia en la creación de documentos y lo efectiva de esas tácticas para otorgar a un grupo de personas que habitan un determinado espacio (léase ‘’el pueblo de Israel’’), de una historia, tradición y costumbres que finalmente se utilizarían para legitimar pretensiones sobre objetos mucho más inmediatos y tangibles. Se conocerá la historia del rey Josías, quien, muy probablemente con ayuda de sus funcionarios de gobierno, lograron ‘’enlibrar’’ sus deseos e improntar en sus súbditos la idea de ser una nación especial, única y sobre todo favorecida por una alianza con el ‘’único dios verdadero’’.

Un dato interesante es que no se desacredita absolutamente toda la biblia, como podría pensar un escéptico radical, sino que también se la utiliza como referencia para enmarcar otros acontecimientos.

Como bien se explica en el libro, ese es precisamente el trabajo de un estudioso de la biblia:

La esencia misma de los estudios bíblicos consiste en separar las partes históricas del resto del texto en función de consideraciones lingüísticas, literarias y de la historia extrabíblica. Así pues, podemos dudar, por supuesto, de la historicidad de un versículo y aceptar la validez de otro, en especial en el caso de Omrí y Ajab, cuyo reino aparece descrito en textos contemporáneos asirios, moabitas y árameos

Una obra breve y densa, con sorpresas en cada capítulo para cualquier lector y en cada página para un lector asiduo de la biblia.

Considero un buen punto de partida para cualquiera que quiera profundizar sus conocimientos en la arqueología bíblica y en el análisis más pormenorizado de eventos puntuales, como la tan anhelada unificación de las doce tribus bajo el reinado de David y Salomón o los eventos posteriores a la destrucción del primer templo.

Lecturas como estas nos obligan a replantearnos cuestiones que creíamos sabidas y a respetar y admirar el trabajo de personas que, en busca de la verdad, desafían convenciones e instituciones.

 

 

El Pensamiento crítico en los niños. 

 

Por: Diego Aguilar. 

Todos los niños son educados y condicionados en una cierta religión.
Es uno de los crímenes más grandes en contra de la humanidad.

No puede haber un crimen más grande que contaminar la mente de un niño inocente con ideas que van a convertirse en obstáculos en su descubrimiento de la vida.
Cuando quieres descubrir algo, tienes que ser totalmente imparcial. No puedes descubrir la religión siendo musulmán, o cristiano o hindú. Esas son maneras de impedirte que descubras la religión.

Todas las religiones, hasta ahora, han estado intentando adoctrinar a los niños. Antes de que el niño sea capaz de hacer preguntas ya se le dan respuestas. ¿Te das cuenta de que esto es un atentado a la integridad intelectual de los niños?

El niño no ha hecho la pregunta y tú ya le estás dando una respuesta. Lo que estás haciendo en realidad es matar la posibilidad de que surja la pregunta. Has llenado su mente con la respuesta. Y si no tiene su propia pregunta, ¿cómo puede tener su propia respuesta? La búsqueda tiene que ser sinceramente suya. No puede ser prestada, no puede ser heredada.

Pero este disparate ha estado sucediendo durante siglos. El sacerdote, el político y tus padres están interesados en hacer algo de tí antes de que puedas descubrir quién eres. Tienen miedo de que si descubres quién eres, seas un rebelde, seas peligroso para los poderes establecidos. Entonces te convertirías en un individuo viviendo por derecho propio, no una vida prestada.

Tienen tanto miedo que antes de que el niño sea capaz de preguntar, de investigar, empiezan a atiborrar su mente con todo tipo de tonterías. El niño está indefenso. Naturalmente, cree en su madre y en su padre, y por supuesto cree en el sacerdote, en el que a su vez creen el padre y la madre. Todavía no ha aparecido el gran fenómeno de la duda.

Y dudar es una de las cosas más valiosas en la vida, porque a menos que dudes no puedes descubrir.

Les dicen: “Las dudas las siembra el diablo. La duda es quizá el pecado más grande. La creencia es una virtud. Cree y encontrarás; duda y has equivocado el primer paso”.
La verdad es justo lo opuesto. Cree y nunca encontrarás, y todo lo que encuentres no será otra cosa que la proyección de tu propia creencia, no será la verdad.

Duda y duda totalmente, porque la duda es un proceso de limpieza. Saca toda la basura de tu mente.
Te devuelve a la inocencia, vuelves a ser el niño que fue destruido por los padres, por los sacerdotes, por los políticos, por los pedagogos. Tienes que descubrir nuevamente a ese niño. Tienes que empezar desde ese punto: los niños.

Educar, no adoctrinar: hijos y no víctimas.

adoctrinamiento

Por: Francisco AscarzaPublicado originalmente en el blog Insurrectos

En las sociedades democráticas modernas nadie duda del derecho que asiste a los padres de educar a sus hijos en la fe que profesan.

En efecto, el artículo 26, inciso 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que “los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”. Por su parte, el artículo 74 de la Constitución de la República del Paraguay garantiza “el derecho a la educación religiosa y al pluralismo ideológico”.

Pero, ¿somos capaces los padres de distinguir la diferencia que existe entre educar y adoctrinar?

El adoctrinamiento se define como la acción y el efecto de instruir a alguien en el conocimiento de un conjunto de opiniones religiosas, filosóficas o políticas, sustentadas por una persona o por un grupo, con la finalidad de establecer un control no necesariamente coactivo, pero sí influyente. En este sentido, el adoctrinamiento se caracteriza por ser sesgado, desviado de la búsqueda de la verdad y por lo tanto, tendencioso.

Por el contrario, y tal como la definiera Alfred North Whitehead, “La finalidad de la educación es infundir sabiduría, la cual consiste en saber usar bien nuestros conocimientos y habilidades. Tener sabiduría es tener cultura y la cultura es la actividad del pensamiento que nos permite estar abiertos a la belleza y a los sentimientos humanitarios”.

Esta sabia utilización de los conocimientos y habilidades de la que nos habla Whitehead lleva en sí la necesidad de la elección. Dicho de otro modo, la educación tiene como finalidad última brindarnos las herramientas del conocimiento y la ética, necesarias para convertirnos en hombres libres; hombres capaces de ELEGIR su propio devenir.

Cuando los padres enseñamos a nuestros hijos que la fe que practicamos es la única y verdadera; cuando les mostramos que el camino señalado por nuestros profetas y dioses es el que merece ser transitado, en detrimento de otros, no les estamos educando: les estamos adoctrinando. Estamos dejando en sus conciencias las huellas de nuestro propio sesgo y tendencia.

Este adoctrinamiento es particularmente dañino cuando se realiza a muy temprana edad, pues el niño no posee ni la madurez ni los conocimientos necesarios para poner en tela de juicio lo enseñado. Para el niño, lo dicho por el adulto tiene caracter de verdad absoluta. Y si bien es nuestro derecho el compartir con ellos nuestras vivencias espirituales, no debemos olvidar que es nuestra obligación moral guiarlos hacia la libertad, aunque ello signifique que el destino que escojan sea el opuesto al que esperábamos.

Debemos, por lo tanto, ser capaces de guiar a nuestros hijos por el sendero que consideramos el verdadero, pero también transitar con ellos el camino opuesto; debemos enserñarles acerca de Jesús, Mahoma o Budha, pero también leer y apreciar con la misma pasión a los escritores ateos, como Hitchens, Dawkins o Hawking.

Después de todo, ¿no sería de hipócritas atribuirle a Dios el que se nos permita elegir, y que seamos nosotros mismos quienes se lo impidamos a nuestros niños, ocultando lo que consideramos profano?