Preguntas y Respuestas

Por: Richard Dawkins

ENTREVISTA A RICHARD DAWKINS.

por Richard Dawkins, traducido por Anahí Seri (originalmente para Rebelión)

En el principio fue ¿. . .?

La simplicidad.

¿En qué difiere su intolerancia de la de un fanático religioso?”

Yo sería intolerante si abogara por prohibir la religión, cosa que por supuesto jamás he hecho. Lo único que hago es expresar de forma contundente unos puntos de vista acerca del cosmos y de la moralidad con los que usted resulta que no está de acuerdo. Usted lo interpreta como “intolerancia” debido al curioso estatus privilegiado del que goza la religión, que consigue sus objetivos gratis, sin tener que defenderse. Si escribiera un libro titulado “El engaño del socialismo” o “El engaño del monetarismo”, usted nunca emplearía una palabra como intolerancia. Pero “El engaño de Dios” enseguida suena a intolerancia. ¿Por qué? ¿Dónde está la diferencia?

Yo deseo (y usted podría decir que es un deseo fanático) que la gente piense por sí misma y tome sus propias decisiones, basándose en las pruebas que están a la vista de todos. Los fanáticos religiosos quieren que la gente desconecte su propia mente, ignore las pruebas y siga ciegamente un libro sagrado basado en una “revelación” privada. Hay una diferencia enorme.

Usted no hace distinción alguna entre la religión organizada (que puede ser peligrosa) y la “creencia en Dios” de un individuo (que no perjudica a nadie). ¿A que se debe que usted parezca ser incapaz de establecer una diferencia?

Por supuesto que soy capaz de distinguir entre las dos cosas. Pero la cuestión de si las creencias son peligrosas o inocuas no es el único criterio de interés para distinguir entre ellas. Está, además, la pequeña minucia de si son ciertas. Los científicos se preocupan de esas cosas.

Se han cometido actos terribles en el nombre de Cristo, pero él siempre predicó la paz y el amor. ¿Qué tiene eso de malo?

La paz y el amor no tienen nada de malo. Tanto más lamentable es que haya tantos seguidores de Cristo en desacuerdo. Escribí una vez un artículo titulado “Ateos a favor de Jesús” (véasehttp://www.RichardDawkins.net) y estuve encantado de lucir una camiseta con ese lema.

¿Considera usted que el hecho de que los padres obliguen a sus hijos a aceptar su religión es una forma de maltrato infantil?

Sí. ¿Qué pensaría usted de unos padres que obligaran a sus hijos a aceptar sus ideas políticas, o sus gustos de arquitectura? ¿Alguna vez ha oído a alguien hablar de un “niño leninista” o un “niño posmoderno”? Por supuesto que no. Entonces, ¿por qué aceptamos lo del “niño cristiano” y “niño musulmán”? Ponerles a los niños la etiqueta de la religión de sus padres es maltrato infantil.

¿Se deleita usted discutiendo con creyentes?

No.

¿Su mujer alguna vez dice “Jesús” cuando usted estornuda, sólo para fastidiarle?

Dios, tendría que tener una mente horriblemente literal para que me molestara algo así. ¿Qué se piensa usted que soy, una de esas personas que envían felicitaciones navideñas a The Archers” ?

Soy ateo igual que usted, pero ¿podría haber en la vida humana un lugar para la metáfora que proporciona la religión y, en particular, la mitología?

Las metáforas están bien si fomentan la comprensión, pero a veces son un estorbo. Puede ser mejor tomar el atajo hacia lo real y obviar la metáfora.

Einstein, Newton, Bacon, Kepler, Pascal, Boyle y Faraday, todos ellos creían en Dios. ¿Le molesta a usted que estos eminentes científicos puedan haber sido víctimas de un “engaño”?

Era difícil ser ateo antes de El origen de las especies. Einstein es el único de su lista que nació en un mundo post-darwiniano, y no es casualidad que fuera además el único que no creía en Dios. Él declaró: “Lo que usted leyó sobre mis convicciones religiosas era, desde luego, mentira, una mentira que se repite sistemáticamente. Yo no creo en un Dios personal y nunca lo he negado, sino que lo he expresado con claridad.”

¿No le preocupa a usted que, en última instancia, la mayor parte de la humanidad no sea capaz de enfrentarse a la idea de que Dios no existe?

Ojalá se equivoque usted, pues parece un insulto bastante condescendiente hacia la humanidad. En cualquier caso, creo que hay mayor nobleza, y mayor consuelo en enfrentarse a la verdad, incluso si es algo que duele o da miedo.

Da la impresión de que su campaña por exponer la irracionalidad de la creencia religiosa le ha dado a su figura un mayor relieve que su trabajo en el campo de la biología evolutiva. Usted que preferiría, ¿llegar a ser conocido como Richard Dawkins el científico o Richard Dawkins el ateo militante?

Bertrand Russell se designó a sí mismo como el Escéptico Apasionado. Es apuntar muy alto, pero a eso aspiro.

¿Cómo debería un ateo responder con compasión a alguien que dijera que sin la creencia en una vida espiritual después de la muerte no habría sido capaz de soportar la muerte del hijo que tanto amaba?

Los médicos compasivos a veces mienten a sus pacientes acerca de la gravedad de su estado, y no siempre está mal hacerlo. Sin embargo, yo prefiero no seguir este precedente. En su lugar, yo señalaría la suerte que hemos tenido de haber vivido, por breve que sea nuestra vida. Desarrollé la idea en el prefacio de Destejiendo el arco iris, y espero que lo lean en mi funeral.

¿Qué cree usted que ocurrió con el cuerpo de Jesús, y cómo concuerda eso con los relatos de la resurrección?

Probablemente, lo que le ocurrió a Jesús es lo que nos ocurre a todos cuando morimos. Nos descomponemos. Los relatos sobre la resurrección y el ascenso de Jesús carecen de todo fundamento .

Nuestro equipo de “pub quiz” se llama La Iglesia de Richard Dawkins. En una reciente velada de “quiz” en Oxford, nos dijeron que cambiáramos de nombre en caso de que fuera considerado ofensivo para los cristianos practicantes que estuvieran presentes. ¿Se le ocurre a usted algún nombre “menos ofensivo”?

¡Y a mí me llaman intolerante! Me horroriza que esto haya sucedido precisamente en Oxford. Ojalá que ganéis el torneo de forma tan rotunda que podáis dictar vosotros las reglas y llamaros como queráis. Ofensivo, anda ya.

¿Son estúpidas las personas que propugnan el diseño inteligente, y piensa usted que la selección natural actuará y las eliminará de la generaciones futuras?

La mayoría son ignorantes, que no es lo mismo que estúpidos. La selección natural no eliminará la ignorancia de las generaciones futuras. Tal vez lo consiga la educación, y ésa es la esperanza a la que nos debemos aferrar.

La filósofa Mary Midgley le ha leído a usted la cartilla por utilizar palabras tales como “egoista” para describir la entidad inconsciente de un gen. ¿Tiene ella razón, y persiste todavía un resentimiento entre ustedes?

Oh, sí, cuánta razón tiene. ¿Y que hay de los físicos que hablan del “encanto” de los quarks? ¿No es eso terrible? ¿O los médicos que hablan de un cáncer “agresivo”? ¿O los economistas que hablan de la “serpiente monetaria” europea? Me ocupé de Mary Midgley en un artículo titulado En defensa de los genes egoístas en la misma revista que publicó su ataque no provocado. El texto está enhttp://www.royalinstitutephilosophy.org

Usted ha sido una fuerza increíble en cuanto a la popularización del Darwinismo. ¿Por qué investigación original le gustaría ser recordado?

El fenotipo extendido, aunque se podría decir que es investigación filosófica más que científica.

¿Cómo pudo un friki científico como usted conseguir una mujer tan atractiva?

Le sugiero que acuda a “The Sexiest Man Living” en salon.com y se coma sus palabras. Pero, hablando en serio, (claro, usted sabía que tendría que haber un “hablando en serio”) la ciencia tiene un problema de imagen con la gente joven, y términos como “friki científico” no ayudan. ¿No es un poco del estilo de “guiri” o “yanqui”?

Usted apoyó en las últimas elecciones al candidato que se oponía a la guerra. ¿Sería usted más feliz si Saddam Hussein estuviese aún en el poder?

Oh, que tonto fui. Tenía ese estúpido recuerdo de que a Saddam Hussein se le dio un ultimátum en la víspera de la guerra de que si entregaba sus armas de destrucción masiva se evitaría la guerra. Tonto de mí, pensaba que el objetivo de la guerra era eliminar estas armas de destrucción masiva. O sea que ahora lo entiendo. Desde el principio, el objetivo de la guerra fue eliminar a Saddam Hussein. Ahora los talibanes vuelven al poder porque Bush y Blair apartaron la vista de Afganistán y atacaron a Irak en su lugar. Sabe usted, por horrible que fuera Saddam Hussein, creo que lo prefiero a él antes que a los talibanes. La semana pasada en Afganistán destriparon a un profesor y lo descuartizaron con cuatro motocicletas por el crimen religioso de enseñarle álgebra a las chicas. No creo que Saddam Hussein ejecutara a la gente por enseñar álgebra a las chicas.

¿Constituye el calentamiento global una amenaza para la especie humana?

Sí. Se podría decir que la especie humana es una amenaza para la especie humana. Recomiendo la película de Al Gore sobre el calentamiento global. Es para verla y ponerse a llorar. No sólo por la especie humana. Lloremos por lo que podríamos haber tenido en 2000, si no hubiera sido por el fraude electoral en el Florida de Jeb Bush.

Celebro su coraje a la hora de cuestionar el cristianismo, pero ¿qué hace usted el día de Navidad cuando todo el mundo está de celebración? Imagino que usted no envía ni recibe tarjetas de felicitación ni regalos.

¿Por qué imagina usted eso? ¿Cree usted de verdad que todos, o incluso una mayoría de las personas que envían tarjetas y regalos son seguidores de Jesús? Pero si incluso la música que tenemos que soportar en las tiendas suele ser “White Christmas”, “Rudolph the Red-Nosed Reindeer” y el repugnante “Jingle Bells”. ¿Qué tiene eso de religioso?

Si usted muriera y llegara a las puertas del cielo, que le diría a Dios para justificar el ateísmo que ha preconizado a lo largo de su vida?

Citaría a Bertrand Russell: “No había pruebas suficientes, Señor, no había pruebas suficientes.”

Pero, ¿por qué se supone que Dios se preocupa tanto de si creemos en él? Tal vez él quiere que seamos generosos, amables, bondadosos y honrados, sin importarle nuestras creencias.

Una mirada escéptica al mormonismo

Por: Ferney Yesyd Rodríguez

TOMADO DE SINDIOSES.ORG

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos Días es un grupo religioso que está creciendo aceleradamente. Según su presidente, el señor Gordon B. Hinckley, en el programa televisivo Larry King Live cada año hay 40.000 nuevos mormones, ya sea por que nacieron en una familia mormona o porque fueron convertidos a este grupo. Si se tiene en cuenta que la feligresía de esta comunidad se acerca a los diez millones el crecimiento anual es del 0,4%. Pero, ¿Qué tiene de particular esta confesión religiosa para ser mirada con incredulidad por agnósticos y ateos? Las dos razones principales son su supuesto origen profético y la discordancia de sus libros inspirados con la historia prehispánica de América. Para explorar mejor estas dos razones es necesario revisar la historia de esta iglesia.

Historia denominacional
Este grupo religioso se originó en los Estados Unidos de Norteamérica alrededor del año de 1830.
El fundador de este movimiento fue el neoyorquino José Smith (1805-1844) quien es a la vez el “profeta” de esta fe y el traductor por voluntad divina -según él- del Libro de Mormón, el cual es uno de sus libros guías junto con otros como La Biblia, Doctrinas y Convenios y la Perla de Gran Precio. En el Libro de Mormón se narra la historia de supuestos israelitas que llegaron a América desde el Viejo Mundo en tiempos prehispánicos. José Smith sostenía además, que los indígenas americanos descienden de las tribus israelitas. En el año 1820, el señor Smith tiene su primera visión en la que se le dice que todas las religiones están en el error y por eso no debe unirse a ninguna. En este año se le presenta el ángel “Moroni” quien le habla de la historia antigua de los israelitas en América. Se le dice que el libro lo encontrará escrito en unas planchas de oro y que junto a él, encontrará dos piedras: El Urim y el Tumín, que le servirán para traducirlo.

Al día siguiente el “profeta” halla las planchas de oro en un cofre de piedra en el monte Cumorah (Nueva York). Desde 1823 hasta 1827, el profeta va al monte cada 22 de septiembre para acudir a una charla con el ángel con el fin de recibir instrucción. Es importante resaltar que existen registros legales del Estado de Nueva York que demuestran la gran afición del Sr. Smith por buscar tesoros perdidos y por adivinar la suerte, tal aspecto deja mucho que desear. Supuestamente en 1827 recibió las planchas de oro, y entre diciembre de 1827 y febrero de 1828, José Smith tradujo algunos caracteres, claro está, recurriendo a la ayuda del Urim y el Tumín. En este mismo año se le une como secretario el señor Martín Harris, quien termina siendo despedido por mostrar una porción traducida del Libro de Mormón. En 1829, Smith nombra como nuevo secretario a Oliverio Crowdey, el cual sirve de amanuense al profeta Smith. El 15 mayo de ese año se les aparece en el bosque a Crowdey y a Smith el mismísimo Juan el Bautista.
También en este año se les concede a tres testigos el privilegio de ver las planchas de oro (claro, ¡con tres testigos ya no hay posibilidad de que se trate de un fraude! ¿Verdad?) En 1837, los mormones inician su carrera capitalista: Fundan la Sociedad Bancaria de Kirtland, la cual caería en bancarrota dos años después. En 1838, ocurre un acontecimiento, que resulta muy interesante para los críticos escépticos: Dos de los testigos especiales, Oliverio Cowdery y David Whitmer son excomulgados; el año anterior había sido excomulgado Martin Harris, por lo tanto el mormonismo se queda sin los testigos de la existencia de las planchas de oro.

Inconsistencias históricas del Libro de Mormón
El libro de Mormón también despierta la incredulidad de los racionalistas al examinar las referencias históricas que contiene. Examinaremos tres importantes razones Poblamiento de América.
En el Libro de Mormón hay una historia sobre un supuesto segundo viaje judío a América que fue hecho en el 600 A. C. Después de llegar a América, los judíos se dividieron en dos grupos: los buenos (los nefitas) y los malos (los lamanitas). Estos últimos, los castiga Dios, volviéndoles la piel oscura por su maldad; de ahí vendrían los indígenas americanos. Sin embargo, las pruebas genéticas no dan el menor indicio de que los indígenas americanos desciendan de inmigrantes semitas. De otro lado, no hay pruebas de que hubiera una migración a América después del 600 A. C. Al examinar los datos aportados por los arqueólogos nos damos cuenta que hay presencia humana en América desde hace 40000 años. Un descubrimiento reciente que corrobora esta hipótesis fue hecho en una cueva de Alaska, por el paleontólogo Timothy Heaton (National Geographic, diciembre de 2000).
Estos descubrimientos apoyan la idea de que América estaba habitada desde la edad de hielo por gente venida desde Siberia. (Cabe resaltar que las obras evangélicas, y adventistas que confrontan el mormonismo no debaten este tema pues ellos mismos resultarían afectados, pues el creacionismo estricto (Old earth-creationism) sostiene una edad de la Tierra cercana a los 6 mil años.

Ciudades, cereales, ovejas y armas de hierro en América
En el Libro de Mormón se menciona que en la América prehispánica existían rebaños y cultivos similares a los del Viejo Mundo, además de ciudades semejantes a las del antiguo Oriente Medio. Los paleobotánicos (estudiosos de la flora en tiempos prehistóricos) hacen perforaciones en el suelo y examinan el polen de las plantas del pasado (las especies más antiguas están más abajo y las más recientes están en las capas superiores).
Es curioso notar que ningún estudio realizado ha revelado el hallazgo de polen de trigo, cebada u otras plantas cultivadas en el Viejo Mundo en tiempos prehispánicos. Los indígenas americanos no conocían la lana de las ovejas (como aparece erróneamente ilustrado en las obras mormonas) sino que confeccionaban su ropa de algodón; sólo los incas utilizaron a las llamas para proveerse de materia prima para sus prendas. En el Libro de Mormón hay un libro llamado Alma que en su capítulo 53 menciona la reunión de 2000 jóvenes para una lucha; las armas ilustradas son espadas, escudos, lanzas, en fin, toda una dotación militar semejante a la utilizada por los pueblos del Viejo Mundo. Pero de nuevo, jamás se ha encontrado un yacimiento arqueológico que muestre que existían estos instrumentos en tiempos prehispánicos.

Cuando un escéptico examina una idea hace una predicción sobre esta y luego mira si esta predicción se cumple o no, y sobre esta base se acepta o se rechaza la hipótesis. En este caso en particular, los escépticos esperamos que si en América se desarrollaron los acontecimientos de la manera descrita por el libro de Mormón deberíamos encontrar yacimientos arqueológicos con lana, huesos de ovejas, cereales, polen de trigo, espadas de hierro, o deberían mencionarse estos objetos en las narraciones indígenas. ¿Ocurre esto? La respuesta es un rotundo no. El Libro de Mormón (3 Nefi 8) señala la existencia de varias ciudades que fueron destruidas en el momento que Jesús murió, supuestamente en el 33 D. C. Pero como siempre con los relatos mormones, no existe rastro de ninguna ciudad arrasada en esa fecha. No creo que encontrar los restos de estas ciudades, de existir, fuesen difíciles de encontrar: ¿dónde se encontraría la mayor cantidad de población de América? La respuesta es fácil: En los mismos lugares donde hoy abunda, porque el establecimiento de poblaciones depende de la productividad de la tierra.
Pero nuevamente los hallazgos de ciudades amuralladas, con habitantes con una religión y cultura similar a la judía, con lana de ovejas, espadas y escrituras en planchas de metal son inexistentes.

Lenguajes americanos de origen semita
Según las propuestas mormonas los pobladores nativos de América serían de origen semita, pero no hay la más remota relación lingüística entre cualquier idioma nativo americano y el hebreo. Otra ciencia más se pone en contra de los supuestos hechos del libro del Mormón.

¿Racismo en el libro del Mormón?
El libro de Mormón maneja una historia de simple dicotomía: Los buenos (los nefitas) y los malos (los lamanitas). Aparte de esto es curioso que se narra que como castigo a los lamanitas Dios volvió oscura la piel de estos. Las citas del Libro de Mormón que dejan ver esta tendencia racista son: 2 Nefi 5: 21, 24 y Jacob 1:14. El texto abreviado para niños dice: “Lamán y Lemuel y su gente, fueron llamados lamanitas: Estos no trabajan: Fueron inicuos. Dios hizo que su piel fuera oscura” En las ilustraciones que siguen a esa parte, cada vez que se refieren a los “lamanitas” aparecen dibujados indígenas americanos con aspecto de incas, mayas o aztecas.
Es importante notar que en el siglo XIX, cuando vivió José Smith, había un fuerte creencia en la inferioridad racial de negros e indios. Muchos religiosos de la época llegaron a decir que las personas de piel oscura descendían de Cam, el hijo malvado de Noé en el mito del diluvio, que avisó a sus hermanos para que vieran la desnudez de su padre embriagado. Otros religiosos del siglo XIX creían que los negros no tenían alma y por lo tanto no era necesario hacer esfuerzos para su evangelización. La narración racista de José Smith refleja un prejuicio de la época victoriana y no una realidad histórica del pasado de América.

¿Es de origen divino el Libro de Mormón?
Un manto de duda cubre al Libro del Mormón, pues las planchas de oro, de las cuales se extrajo el mensaje, estuvieron siempre ocultas. Es sospechoso que el ángel Moroni haya prohibido dejar ver las planchas de oro a cualquier persona diferente a José Smith, pues años después permitiría que tres testigos las observaran.
Si la acción de mostrar al público las planchas de oro a tres testigos tenía como objetivo presentar la evidencia sobre la que la fe mormona está fundamentada, ¿por qué no mostrarla a todo el mundo? ¿Por qué no dejarla examinar por arqueólogos para que por pruebas de datación confirmaran su antigüedad y permitir además que estudiosos de lenguas muertas vieran estas planchas? Creo que de permitirse el escrutinio de los arqueólogos las planchas de oro de José Smith rivalizarían en importancia con la piedra de Rosetta o con las tabillas de escritura cuneiforme de Mesopotamía. ¿Por qué este recelo? En mi opinión, las probabilidades de que el Libro de Mormón sea un fraude son muy altas. Un estudio detallado revela que José Smith se valió de referencias de La Biblia y de obras de Shakespeare para escribir este libro. Este análisis fue hecho por el pastor adventista Daniel Scarone en su libro Mormonismo la historia que pocos conocen. (Curiosamente el escepticismo que aplica este pastor adventista para examinar el profeticismo de un credo que compite con el suyo por nuevos conversos no es aplicado para examinar a la profetisa de su denominación, la señora Elena G. de White.)
En el libro de Mormón, específicamente en 2 Nefí 1:14, se puede leer una frase de Shakespeare: “¡Despertad! y surgid del polvo, y escuchad las palabras de un padre tembloroso, cuyos miembros pronto depositaréis en la fría y silenciosa fosa, de donde ningún viajero puede regresar”. Esta frase suena muy similar a una línea de Hamlet, tercer acto, escena primera, en el pasaje donde se encuentra el conocido “ser o no ser”: “pero ese, el pavor por algo después de la muerte, el país ignoto de cuyas fronteras ningún viajero regresa, confunde la voluntad”.
El parecido es más notable en inglés: Awake! and arise from the dust, and hear the words of a trembling parent, whose limbs ye must soon lay down in the cold and silent grave, from whence no traveller can return; (2 Nefí 1:14) But that the dread of something after death, / The undiscover`d country from whose bourn / No traveller returns, puzzles the will (Hamlet, Acto III, escena I) Según los mormones, el pasaje del Libro de Mormón fue escrito entre el 588 y el 570 A.C. pero el texto en el cual se inspiró, Hamlet, fue escrito en 1564 D. C. Otra similitud notable se da entre el libro de Alma y la confesión de Westminster, la cual fue escrita en noviembre de 1646.

Una importante profecía sin cumplimiento
Este texto estaría incompleto si no hiciese referencia a una profecía que no se cumplió, la cual fue recibida, según José Smith, el 2 de abril de 1843. En ella se puede ver una creencia en la inminente venida del Señor Jesucristo. La profecía se puede leer en el libro Doctrinas y Convenios, capitulo130, versículos 12-15. “Yo profetizo en nombre del Señor Dios, que las dificultades que causarán el derrame de mucha sangre antes de la venida del Hijo del Hombre, empezarán en la Carolina del Sur. Probablemente, surgirán a causa del problema de los esclavos”. Así lo declaró una voz mientras oraba en cuanto al asunto, el 25 de diciembre de 1832.

En una ocasión estaba orando muy sinceramente para saber la hora de la venida del Hijo del Hombre, cuando oí una voz repetirme lo siguiente: José, hijo mío, si vives hasta cumplir 85 años, verás la faz del Hijo del Hombre; por tanto que te baste esto, y no me molestes más sobre el asunto.” En esta “profecía” se ve que en realidad José Smith interpreta los acontecimientos políticos de su época y de allí se desprenden predicciones en las que deposita su fe en un segundo advenimiento de Jesús. ¿Por que afirmó esto? Porque en 1843 el problema de los esclavos era el asunto político más importante en los Estados Unidos. Aunque en la “profecía” no se menciona fecha alguna para la venida del Señor Jesucristo sí se puede deducir. Como “la voz” le dijo que si llegaba a la edad de 85 años lograría ver el rostro de Jesús, se puede hacer la inferencia. José Smith nació en el año de 1805, para el año de 1890 tendría 85 años pero 1890 vino, se fue, y nada pasó. Por otra parte, la expresión de “si vives” y “probablemente surgirán a causa del problema de los esclavos” colocadas en los labios de un dios que lo sabe todo, deja ver muchas dudas sobre su omnisciencia. ¿Acaso no sabía lo que iba a pasar? Una reflexión final Las religiones, de cualquier ropaje, y los místicos de la Nueva Era nos venden la idea que la fe es una virtud.

Pero sostengo que ésta es un insulto a la inteligencia humana. El escepticismo es la virtud. Creo que todos los seres humanos debemos evaluar críticamente lo que se nos presenta antes de aceptarlo sin importar cuantas personas lo creen, o que tan antigua sea. En 1830 eran pocos los que creían que existieron pueblos americanos descendientes de inmigrantes semitas a los cuales Jesús visitó en persona después de su resurrección; unos años más tarde casi todo el estado de Utah los creía. Ahora, más de 10 millones de personas en todo el mundo acepta estas historias. Así pasa con las historias sagradas. Así ocurrió con el mito de la ascensión a los cielos de la virgen María, el nacimiento virginal de Jesús o las 550 historias de las reencarnaciones anteriores del Buda compiladas en el libro de Jataka.

¿Para qué sirve la Religión?

Por: Richard Dawkins

DE LA REVISTA FREE INQUIRY 

Como Darwiniano, el aspecto de la religión que llama mi atención es su derroche libertino, su despliegue extravagante de inutilidad barroca.
La naturaleza es un contador tacaño, enviando los centavos, observando el reloj, castigando el más mínimo desperdicio. Si un animal salvaje realiza habitualmente una actividad inútil, la selección natural favorecerá a los individuos rivales que a cambio dedican tiempo a sobrevivir y a reproducirse.
La naturaleza soporta jeux d’esprits frívolos. El utilitarismo rudo triunfa, aunque no parezca. “El hormigueo (Anting)” es el hábito raro de pájaros como el arrendajo que “al bañarse” en un nido de hormigas aparentemente incita a las hormigas a invadir sus plumas.
Nadie sabe a ciencia cierta cuál es el beneficio de esto: tal vez sea algo de higiene, limpieza de parásitos en las plumas. Mi punto es que la incertidumbre como propósito no-ni debe-hacer que los Darwinianos dejen de creer, con gran confianza, que el “hormigueo”, debe ser bueno para algo.
La conducta religiosa en simios bípedos ocupa grandes cantidades de tiempo. Devora grandes recursos. Una catedral medieval consumía cientos de hombres y siglos en su construcción.
La música sagrada y las pinturas devocionales monopolizaron enormemente el talento medieval y el del Renacimiento. Miles, talvez millones, de personas han muerto, con frecuencia aceptando primero la tortura, por la lealtad a una religión contra una alternativa que apenas se distinguía.
Gente devota ha muerto por sus dioses, asesinado por ellos, ayunado por ellos, soportado azotes, llevado una vida de celibato y jurado silencio por el bien de la religión.
Aunque los detalles varían según las culturas, ninguna cultura conocida carece de una versión de los rituales religiosos del paso del tiempo, consumo de riqueza, provocación de hostilidad, pérdida de la fecundidad. Todo esto presenta un mayor rompecabezas para alguien que piensa de manera Darwiniana. Adivinamos por qué los arrendajos utilizan las hormigas.

¿No es la religión un reto similar, una afrenta a priori al Darwinismo, que requiere de una explicación análoga? ¿Por qué rezamos y cedemos en prácticas costosas que, en muchos casos individuales, más o menos consumen totalmente nuestras vidas?

Por supuesto, los cavernícolas deben ahora venir dando tumbos.
La conducta religiosa es solamente un asunto Darwiniano si se extiende, no alguna anomalía extraña. Aparentemente, es universal, y el problema no se ve solamente porque los detalles cambien con las culturas. Como con el lenguaje, el fenómeno subyacente es universal, aunque se interpreta de manera diferente en diferentes regiones.
No todos los individuos son religiosos, como la mayoría de los lectores de esta revista pueden atestiguar. Pero la religión es un universal humano: cada cultura, en cualquier lugar del mundo, tiene un estilo de religión que aún los no practicantes reconocen como norma para esa sociedad, así como se tiene un estilo de vestir, un estilo de cortejar y un estilo de servir la comida. ¿Para qué es buena la religión? Hay poca evidencia de que las creencias religiosas protejan a las personas de enfermedades relacionadas con el estrés. La evidencia no es buena, pero no sería del todo tan sorprendente. Una parte no-insignificante de lo que un doctor puede darle a un paciente es consuelo y seguridad.
Mi doctor no practica literalmente la imposición de manos. Pero muchas veces he sido instantáneamente sanado de alguna enfermedad menor por una voz calmada y tranquilizante de un rostro inteligente superando un estetoscopio. El efecto placebo está bien documentado. Pastillas ficticias, sin ninguna actividad farmacéutica, mejoran la salud demostrablemente.
Es por eso que las pruebas de drogas utilizan placebos como controles. Es por eso que los remedios homeopáticos parecen funcionar, aunque ellos están tan diluidos que contienen la misma cantidad de ingrediente activo que el placebo de control-cero moléculas.

¿Es la religión un placebo médico, que prolonga la vida reduciendo el estrés?

Tal vez, aunque la teoría va a tener que aceptar el reto de los escépticos quienes señalan las muchas circunstancias en las que la religión aumenta el estrés más que lo que lo disminuye.

En cualquier caso, encuentro la teoría del placebo muy exigua para tener en cuenta el fenómeno masivo o persuasivo de la religión. No pienso que tengamos la religión porque nuestros antecesores religiosos redujeron sus niveles de estrés y por lo tanto sobrevivieron más. No pienso que ésta sea una teoría lo suficientemente grande para la tarea. Otras teorías se desvían del punto de las explicaciones Darwinianas. Me refiero a sugerencias como,
“La religión satisface nuestra curiosidad acerca del universo y nuestro lugar en él.”
O “La religión es consuelo. La gente le teme a la muerte y están enredados en religiones que prometen que la sobreviviremos.”
Puede haber algo de verdad sicológica en esto, pero no es en sí misma una explicación Darwiniana.

Como lo ha dicho Steven Pinker en How the Mind Works (Cómo trabaja la mente) (Penguin, 1997): . . . sólo surge la pregunta de por qué una mente evolucionará para encontrar confort en creencias que claramente ve que son falsas. Una persona yerta no encuentra confort creyendo que está tibia; una persona cara a cara con un león no se apacigua creyendo que es un conejo. (p. 555)
Una versión Darwiniana de la teoría del miedo a la muerte tendría que ser de la manera, “La creencia en la supervivencia después de la muerte tiende a posponer el momento en el que se pone a prueba.” Esto podría ser cierto o falso-talvez esta sea otra versión del estrés y de la teoría del placebo-pero no debo seguirla. Mi punto es que ésta es la clase de camino en el que un Darwiniano debe rescribir la pregunta. Los planteamientos sicológicos al efecto de que la gente encuentre alguna creencia agradable o desagradable son aproximados, no explicaciones últimas.

Como Darwiniano me preocupan las preguntas últimas. Los Darwinianos resaltan la distinción entre próxima y última. Las preguntas próximas nos conducen a la sicología y neuroanatomía. No hay nada de malo con las explicaciones próximas. Son importantes y científicas. Pero mi preocupación son las explicaciones últimas relacionadas con lo Darwiniano.
Si los neurocientíficos encuentran un “centro de dios” en el cerebro, los científicos Darwinianos como yo, queremos saber por qué el centro de dios evolucionó. ¿Por qué aquellos de nuestros antecesores quienes tuvieron una tendencia genética a que creciera un centro de dios sobrevivieron mejor que sus rivales que no lo tenían? La pregunta última Darwiniana no es una mejor pregunta, no es una pregunta más profunda, no es una pregunta más científica que la pregunta próxima neurológica.

Pero es de la que hablo aquí. Algunas últimas supuestas explicaciones pasan a ser -o son declaradas- teorías de selección de grupos. La selección de grupos es la idea controversial de que la selección Darwiniana elige entre grupos de individuos, en la misma forma que, de acuerdo con la teoría Darwiniana normal, elige entre individuos en los grupos. El antropólogo de Cambridge Colin Renfrew, por ejemplo, sugiere que la Cristiandad sobrevivió por una forma de selección por grupos ya que esto promovió la idea de la lealtad y el amor fraterno entre grupos. El evolucionista Americano David Sloan Wilson ha hecho una sugerencia similar en la Catedral de Darwin.
Este es un ejemplo, para mostrar otra forma en la cual la teoría de la selección por grupos de la religión podría funcionar. Una tribu con un “dios de las batallas” conmovedoramente beligerante gana las guerras contra una tribu cuyo dios pide paz y armonía o una tribu sin ningún dios.
Los guerreros que creen que la muerte de un mártir los enviará derecho al paraíso luchan valientemente y deseosos de dar sus vidas. De modo que es más probable que su tribu sobreviva a una selección entre tribus, robe el ganado de la tribu que conquistó y tome a sus mujeres como concubinas. Esas tribus exitosas crean otras tribus hijas que salen y propagan más tribus hijas, todas venerando al mismo dios de la tribu.
Note que es diferente a decir que la idea de una religión guerrera sobreviva. Claro que lo hará, pero en este caso el punto es que el grupo de personas que sostienen la idea sobreviven. Hay objeciones formidables a las teorías de la selección de grupos. Pero debo tratar de alejarme de estas en esta columna. Los modelos matemáticos sugieren condiciones muy especiales bajo las cuales la selección de grupos puede funcionar. Podría decirse que las religiones en las tribus humanas establecen dichas condiciones especiales.
Esta es una línea interesante de la teoría para seguir, pero no lo haré aquí.

¿Puede la religión ser un fenómeno reciente, que surgió desde que nuestros genes fueron sometidos a la selección natural?

Su ubicuidad va contra cualquier versión simple de esta idea, No obstante, existe una versión de ésta que quiero defender. La propensión de que lo que fue naturalmente seleccionado en nuestros antecesores no fue la religión per se.
Tiene otros beneficios, y solo se manifiesta incidentalmente hoy como conducta religiosa. Entenderemos esta conducta religiosa solamente después de haberla renombrado.
Es natural para mí como zoologista utilizar una analogía de los animales no humanos. La “jerarquía de dominación” fue descubierta primero como el “orden de picoteo” en las gallinas. Cada gallina aprende qué individuos puede picotear en una lucha y cuáles lo picotearán.
En una jerarquía de dominación bien establecida, se puede ver una lucha poco evidente. Grupos estables de gallinas, que han tenido la oportunidad de clasificarse en un orden de picoteo, ponen más huevos que en gallineros cuya afiliación cambia continuamente.
Esto puede sugerir una “ventaja” para el fenómeno de la jerarquía de dominación. Pero este no es un buen Darwinismo, ya que la jerarquía de dominación es un fenómeno a nivel de grupos.
Los granjeros pueden cuidar la productividad del grupo, pero, excepto bajo condiciones muy peculiares que no aplican aquí, la selección natural no lo hace. Para un Darwiniano, la pregunta
“¿Cuál es el valor de supervivencia de la jerarquía de dominación?” no es legítima.
La pregunta adecuada es,
“¿Cuál es el valor de supervivencia individual de deferencia para las gallinas más fuertes?
Y de castigar la falta de deferencia de las más débiles.”

Las preguntas Darwinianas tienen que dirigir la atención hacia el nivel en el cual las variaciones genéticas puedan existir. Las tendencias agresivas o deferentes en gallinas son un objetivo adecuado ya que ellas varían o pueden variar fácilmente genéticamente. Los fenómenos de grupos como jerarquía de dominación no varían en sí genéticamente, puesto que los grupos no tienen genes.

O por lo menos usted tendría su trabajo detenido argumentando un sentido peculiar en el cual un fenómeno de grupo pudiera estar sujeto a variación genética. Mi punto, por supuesto, es que la religión puede ser como la jerarquía de dominación.
“¿Cuál es el valor de supervivencia de la religión?” puede ser la pregunta equivocada.
La pregunta correcta puede ser, “¿Cuál es el valor de supervivencia tanto de una conducta individual o característica sicológica no especificada todavía, que se manifiesta, bajo circunstancias apropiadas, como de la religión?” Tenemos que rescribir la pregunta antes de responderla sensatamente. Los Darwinianos que buscan el valor de supervivencia de la religión se están haciendo la pregunta equivocada. En cambio, nos debemos centrar en algo en la evolución de nuestros antecesores que no hubiera sido reconocido como religión, pero que está listo para ser reconocido como tal en contexto modificado de la sociedad civilizada.
Cité el orden de picoteo en las gallinas, y el punto es muy importante para mi tesis que espero que usted perdone otro ejemplo de animal. Las polillas vuelan por encima de la llama de una vela y no parece un accidente.
Ellas se salen de su camino para hacer de ellas mismas una ofrenda. Podemos llamar a esto “conducta de auto inmolación” y preguntarnos cómo la selección natural Darwiniana podría favorecerla.
Mi punto, de nuevo, es que necesitamos rescribir la pregunta antes de poder si quiera dar una respuesta inteligente. No es suicidio. El suicidio aparente surge como un efecto colateral inadvertido. La luz artificial es una llegada reciente en la escena nocturna. Hasta hace poco, las únicas luces nocturnas eran la luna y las estrellas. Estando en infinidad óptica, sus rayos son paralelos, lo que los hace compases ideales. Se sabe que los insectos utilizan los objetos celestiales para guiarse con exactitud en una línea recta. El sistema nervioso de los insectos es experto en establecer una regla temporal de reconocimiento como, “Establecer un curso tal que los rayos de luz lleguen a sus ojos a un ángulo de 30°.” Debido a que los insectos poseen ojos compuestos, esto sumará para favorecer un omatidio particular (tubo óptico individual que sale de la parte del centro del ojo compuesto). Pero el compás de luz cuenta con el objeto celestial que está en la infinidad óptica.

De lo contrario, los rayos no están paralelos sino que divergen como los radios de una rueda. Un sistema nervioso que utiliza una regla de 30° hacia una vela, como si fuera la luna, guiará a la polilla, en un espiral logarítmico puro, hacia la flama. Es aún, en promedio, una buena regla. No notamos los cientos de polillas que silenciosamente y efectivamente están guiándose por la luna o una estrella luminosa o es más, por las luces de una ciudad distante. Solamente vemos polillas que se lanzan hacia nuestras luces y nos hacemos la pregunta incorrecta. ¿Por qué todas esas polillas están suicidándose? En cambio, debemos preguntarnos por qué ellas tienen sistemas nerviosos que se guían manteniendo un ángulo fijo automático hacia los rayos de luz, una táctica que sólo notamos en ocasiones cuando va mal. Cuando se replantea la pregunta, desaparece el misterio. Nunca estuvo bien llamarlo suicidio. Una vez más aplica la lección para la conducta religiosa en humanos. Observamos gran número de personas -en muchas áreas locales suman hasta el 100 por ciento- que mantienen creencias que contradicen de lleno hechos científicos demostrables, así como a religiones rivales.

Ellas no sólo sostienen estas creencias sino que dedican tiempo y recursos a actividades costosas que surgen de mantenerlas. Mueren o matan por ellas. Nos asombramos ante todo esto, así como nos maravillamos de la conducta de inmolación de las polillas. Desconcertados, nos preguntamos

“¿Por qué?”

Aún de nuevo, el punto es que podemos estar haciéndonos la pregunta incorrecta.
La conducta religiosa puede ser una falla, una manifestación desafortunada de una propensión sicológica subyacente que en otras circunstancias fue una vez útil.

¿Qué podría haber sido esa propensión sicológica? ¿Cuál es el equivalente de utilizar los rayos paralelos de la luna como compás útil?

Ofreceré una sugerencia, pero debo hacer énfasis que es sólo un ejemplo de la clase de cosas de las que estoy hablando. Estoy mucho más comprometido con la idea general de que la pregunta debe ser replanteada correctamente que con lo que estoy en dar una respuesta en particular.

Mi hipótesis específica tiene que ver con los niños.
 Más que otras especies, sobrevivimos debido a la experiencia acumulada de las generaciones previas. Teóricamente, los niños deben aprender de la experiencia para no nadar en aguas infestadas de cocodrilos.
Pero para decir lo menos, habrá una ventaja selectiva en los cerebros de los niños con la regla: Crea lo que sus mayores le digan. Obedezca a sus padres, obedezca a los ancianos de la tribu, especialmente cuando adopten un tono solemne. Obedezca sin preguntar.
Nunca he olvidado un sermón horroroso, predicado en la capilla de mi escuela cuando era pequeño. Fue horroroso: en ese entonces, mi cerebro de niño lo aceptó como lo pretendía el predicador. Él contó la historia de un grupo de soldados, que entrenaba a lado de una línea del ferrocarril.
En un momento crítico, el sargento que dirigía el entrenamiento se distrajo y olvidó dar la orden de detenerse. Los soldados que habían sido bien entrenados para obedecer órdenes sin preguntar continuaron marchando justo en la vía en la que venía un tren.
Ahora, por supuesto, no creo la historia, pero lo hice cuando tenía nueve años. El punto es que el predicador quería que nosotros los niños consideráramos como virtud el servilismo de los soldados y la obediencia incuestionable hacia una orden, por demás absurda. Y, hablando por mí, pienso que lo consideramos como una virtud. Me pregunto si yo hubiera tenido el coraje de cumplir con mi deber marchando hacia el tren. Como los soldados entrenados idealmente, los computadores hacen lo que se les dice. Ellos obedecen servilmente las instrucciones que se les den correctamente en su lenguaje de programación. Es así como realizan cosas útiles como procesar palabras y hacer hojas de cálculo. Pero, como producto inevitable, son igualmente automáticos al obedecer malas instrucciones.
No tienen forma de decir si una instrucción tendrá un efecto bueno o malo. Simplemente obedecen, como se suponen que hacen los soldados. Es su obediencia incuestionable lo que hace que un computador sea vulnerable a la infección de virus.
Un programa diseñado maliciosamente que diga “Cópieme en todo nombre en cualquier lista de direcciones que encuentre en este disco duro” será obedecido sencillamente y obedecido nuevamente por otros computadores a los cuales se les envíe, de manera exponencial. Es imposible diseñar un computador que sea obediente y al mismo tiempo inmune a la infección. Si he hecho mi trabajo bien, usted ya habrá completado el argumento acerca del cerebro de los niños y la religión. La selección natural construye los cerebros de los niños con una tendencia a creer lo que sus padres y ancianos de la tribu les digan. Y esta cualidad los hace automáticamente vulnerables a la infección. Por excelentes razones de supervivencia, los cerebros de los niños necesitan confiar en sus padres y en los ancianos a los cuales sus padres les dijeron que debían confiar. Una consecuencia automática es que “el que confía” no tiene forma de distinguir entre un buen consejo y uno malo.

El niño no puede decir que “Si nada en el río será alimento de los cocodrilos” es un buen consejo pero que “El que no arriesga un huevo no tiene un pollo” es un mal consejo. Estos suenan igual.
Ambos consejos vienen de fuentes confiables y están dichos con una seriedad solemne que exige respeto y requiere obediencia. Lo mismo aplica para las proposiciones acerca del mundo, el cosmos, la moralidad y la naturaleza humana. Y, por supuesto, cuando el niño crece y tiene sus propios hijos, naturalmente les pasará toda la suerte a sus hijos utilizando las mismas sentencias impresionantes. En este modelo, esperamos que, en diferentes regiones geográficas, diferentes creencias arbitrarias que no tienen una base real sean transmitidas, para que sean creídas con la misma convicción que los conocimientos útiles de la sabiduría tradicional tales como la creencia de que el estiércol es bueno para los cultivos. También debemos esperar que estas creencias que no están basadas en los hechos evolucionarán por generaciones, aleatoriamente o siguiendo alguna clase de analogía de la selección Darwiniana, mostrando eventualmente un patrón de divergencia significativa de los ancestros comunes.
Los lenguajes se van distanciando de un origen común dado el tiempo suficiente en la separación geográfica. Igualmente verdaderas son las creencias tradicionales y los requerimientos judiciales transferidos por generaciones, inicialmente debido a la capacidad de programación del cerebro de un niño.

La selección Darwiniana establece que el cerebro en la niñez tiene una tendencia a creer en sus ancianos, a imitar, por lo tanto indirectamente a extender rumores, leyendas urbanas y a creer en religiones. Pero dado que la selección genética ha creado los cerebros para esto, entonces ellos pueden proporcionar el equivalente de una nueva clase de herencia no genética, que puede formar la base de una nueva clase de epidemiología y talvez una nueva clase de selección Darwiniana no genética. Yo creo que la religión es uno de los grupos de fenómenos explicados por esta clase de epidemiología no genética, con la posible mezcla de una selección Darwiniana no genética. Si estoy en lo correcto la religión no tiene un valor de supervivencia para los seres humanos individuales ni para el beneficio de sus genes. El beneficio si existiera no sería la religión en sí

Nota: Richard Dawkins es biólogo evolutivo, nació en Nairobi, Kenya, en 1941 y se educó en la Universidad de Oxford.

Comenzó su carrera como investigador en los 60, estudiando bajo la dirección del etólogo Nico Tinbergen, ganador del premio Nóbel, y desde entonces su trabajo ha girado en torno a la evolución del comportamiento. Ha obtenido las cátedras Gifford de la Universidad de Glasgow y Sidwich del Newham College de Cambridge. Además ha sido profesor de zoología de las universidades de Oxford y California, ha presentado programas de la BBC y dirigido varias publicaciones científicas. En 1995 se convirtió en el primer titular de la recién creada cátedra Charles Simony de Divulgación Científica en la Universidad de Oxford. Autor de obras muy leídas como El gen egoísta (1976 & 1989). El fenotipo extendido (1982), El relojero ciego (1986), River Out of Eden (1995), Escalando el monte improbable, Destejiendo el arco iris (2000) y La máquina de memes (2000).

Elena G. de White y los adventistas del Séptimo Día

Por: Ferney Yesyd Rodríguez

 

TOMADO DE SINDIOSES.ORG

Una de las diferencias de los adventistas del séptimo día respecto a los demás cristianos, es la creencia en el “don de profecía” de la señora Elena G. de White (cofundadora de la Iglesia Adventista del Séptimo Día). Sin embargo, tras una mirada racionalista podemos afirmar que no hay pruebas para admitir que las visiones de la señora Elena G. de White se puedan deber a una causa sobrenatural. El presente escrito tiene por finalidad mostrar algunos fallos de la señora White, que los pastores adventistas se esfuerzan por esconder o justificar vanamente. En algunas ocasiones la Iglesia Adventista distribuye artículos en sus revistas para hacer parecer a la señora White como una profeta. Por ejemplo, el mes de mayo de 2001 distribuyeron en su revista mensual El centinela un curioso artículo apologético sobre Elena G. de White. El artículo decía lo siguiente: “Ella escribió mayormente sobre la vida espiritual. Pero sus obras discuten también temas variados tales como educación, relaciones sociales y nutrición. Lo asombroso es que aunque murió en 1915 y la ciencia ha tenido un progreso enorme desde entonces en nuestra comprensión de los requisitos de la salud física, lo que ella escribió al respecto todavía es válido.” Para finalizar el autor dice: “Los miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día creen que sus nociones sobre la salud espiritual y física son más que el mero resultado de adivinar bien. Ven en ella un cumplimiento de la promesa bíblica de conducción profética poco antes del regreso de Jesús”. La anterior declaración me animó a buscar cuidadosamente en los escritos de la señora White (los adventistas los llaman “El Espíritu de Profecía”) para ver si en verdad ella había recibido consejos sobre la salud que eran ignorados por la ciencia de finales del siglo XIX y principios del XX. Los resultados en verdad fueron asombrosos, pero no de la forma como lo presentan los dirigentes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. El apologista adventista afirma en su artículo que Elena G. de White dijo que el fumar produce enfermedades. Esto es totalmente cierto, pero es necesario mencionar que la señora White nunca mencionó los tipos de cánceres que el uso del tabaco produce; jamás mencionó los productos cancerígenos presentes en el cigarrillo (alquitrán, radicales libres, etc.). La señora White tampoco habló concretamente sobre otros problemas de salud relacionados con el hábito de fumar, tales como la hipoxia fetal en madres fumadoras, o el riesgo de ataques cardíacos. Todo esto me lleva a la conclusión, en lo que a este punto se refiere, que la señora White no se adelantó en nada a la ciencia de esa época, y por tal razón tampoco hay indicio que su “fuente de información sobrenatural” fuese lo suficientemente inteligente como para adelantarse en la explicación sobre el daño del tabaco a los alvéolos pulmonares (enfisema pulmonar). Lo verdaderamente curioso es que la señora White realizó una serie de explicaciones a hechos naturales que resultaron ser totalmente falsos. Pero es extraño que los señores de El centinela no los mencionan. Por esta razón presento algunos de ellos aquí. Las equivocaciones de la profetisa Elena G. de White Antes de continuar debo advertir a los lectores que los Adventistas consideran a los libros citados como revelados por Dios mismo; algo así como lo es el Corán para los musulmanes. Estos son algunos errores: 1. Al enfriarse las extremidades, la sangre se acumula en los pulmones o en la cabeza “Cuando las piernas y los brazos se enfrían, la sangre se aleja de ellos y se acumula en los pulmones y la cabeza. La circulación queda entorpecida y la delicada máquina de la naturaleza no funciona adecuadamente” Mensajes selectos, tomo II, página 533 ¿Qué tan confiable es la fuente sobrenatural de Elena G. de White que no supo que los humanos tenemos circulación cerrada? ¡Toda nuestra sangre permanece siempre circulando en los vasos sanguíneos! 2. El vestido mojado y embarrado en contacto con los tobillos produce catarros y escrófula El vestido embarrado y húmedo se pone en contacto con los tobillos, que no están suficientemente protegidos, y los enfría pronto; esta es una de las grandes causas productoras de catarros y tumefacciones escrofulosas, y pone en peligro la salud y la vida. Mensajes selectos, tomo II, página 542 Era muy poco lo que sabía Elena G. de White sobre los virus y las bacterias. La escrófula es tuberculosis linfonodular y es producida por una bacteria. 3. El cáncer se produce por el consumo de carne con gérmenes de cáncer “… la práctica de comer mayormente carne hace que se contraigan enfermedades de todo género: cáncer, tumores, escrófula, tuberculosis y una cantidad de otras afecciones similares” “Continuamente sucede que la gente come carne llena de gérmenes de tuberculosis y cáncer. Así se propagan estas enfermedades y otras también graves” Consejos sobre el régimen alimenticio, página 464 Sólo unos pocos tipos de cánceres son producidos por un virus. Existen algunos tipos que son producidos por radiación ultravioleta, X, gamma, o por sustancias como la nicotina que causan una alteración en las mitosis celulares. No existen gérmenes de cáncer. A decir verdad, en los escritos revelados no encontré ninguno en que ella lograse distinguir entre bacteria, virus o protozoo. Todo lo que le “sonaba” microscópico ella lo llamaba germen. 4. La tuberculosis se propaga gracias al consumo de carne con gérmenes de tuberculosis Consejos sobre el régimen alimenticio, página 464 (Texto mencionado en el punto 2). En realidad el contagio de tuberculosis por alimentos es casi nulo. El Mycobacterium tuberculosis, agente infeccioso de la tuberculosis, se contrae principalmente por vía respiratoria, por ejemplo, si Ud. respira el mismo aire que haya sido contaminado poco tiempo después de haber tosido un tuberculoso. 5. La escrófula, (tuberculosis linfonodular) se debe al consumo de carne Consejos sobre el régimen alimenticio, página 464 (Texto mencionado en el punto 2). No es de extrañarse que la señora White se preocupara tanto por la tuberculosis, dado que esta enfermedad constituía una emergencia sanitaria por aquellos días. Como escéptico me pregunto ¿Por qué Dios nunca le reveló a la señora White algo sobre la acción de los antibióticos en los microorganismos? ¡Habría salvado muchas vidas! 6. Los tumores se producen principalmente por consumir carne “Por la luz que Dios me ha dado, sé que la prevalencia de carne y tumores se debe a un sistema de vida vulgar a base de carne”. Consejos sobre el régimen alimenticio, página 463 Un tumor es el desarrollo descontrolado de un grupo de células que se dividen casi sin parar. En los escritos de White no se nota que ella relacione tumor con neoplasia (desarrollo de tejido nuevo por mitosis desordenadas). ¡Las vacas no comen carne y también pueden desarrollar tumores! 7. La carne se descompone en el estomago a menudo, produciendo enfermedad “Muchas veces cuando se come carne, está se descompone en el estómago, y produce enfermedad” Consejos sobre el régimen alimenticio, página 458 Hay que recordar (también a los adventistas) que al finalizar la digestión, las carnes y todo alimento proteínico queda reducido a los componentes básicos de las proteínas: los aminoácidos. Cuando White dice “muchas veces”, debe entenderse estadísticamente como algo superior a un 50% de los casos. 8. Todas las enfermedades inflamatorias se deben principalmente al consumo de carne “El cáncer, los tumores y todas las enfermedades inflamatorias son producidas mayormente por el consumo de carne” (énfasis mío) Consejos sobre el régimen alimenticio, página 463. Aquellas enfermedades cuyo nombre termina en “itis” involucran algún tipo de inflamación; por ejemplo: bronquitis, gastritis, hepatitis, apendicitis, etc. No tengo nada en contra de los vegetarianos; lo inaceptable es engañar a la gente con supuestas “revelaciones divinas” como éstas. Al contrario de lo que dice Elena de White, y para poner un ejemplo, está comprobado que muchas gastritis son producidas por la infección de la bacteria Helicobacter pylori. 9. Dejar los niños recién nacidos con los brazos descubiertos altera la circulación sanguínea y esta afecta a los pulmones y al cerebro terriblemente “Otra gran causa de la mortandad de los niños y de los jóvenes es la costumbre de dejarles los brazos y los hombros desnudos. Ninguna censura es demasiado severa para esta moda. Ha costado la vida a miles. El aire que baña los brazos y las piernas, y que circula alrededor de las axilas, enfría estas partes del cuerpo tan cercanas a los órganos vitales y estorba la circulación saludable de la sangre produciendo enfermedad, especialmente de los pulmones y del cerebro.” Mensajes selectos, tomo II, página 532 Note que aquí no hace distinción de país o clima. Su recomendación resulta obvia si se refiere a dejar a los bebés con los brazos descubiertos en el invierno de Alaska o en plena Antártida… ¿Cómo puede haber gente tan crédula que siga creyendo en revelaciones y profetas? 10. Dar carne a los niños nerviosos los corrompe y los hace perder las prácticas virtuosas “Los efectos de que un régimen basado en carne tendrá sobre hijos nerviosos no tenderá a hacerlos de un temperamento dulce, sino malhumorados, irritables, apasionados e impacientes frente a las restricciones; se pierden las prácticas virtuosas, y la corrupción destruye la mente, el alma y el cuerpo.” Mensajes selectos, tomo III, página 331 11. El carbón y el petróleo se encienden bajo la Tierra y producen los terremotos y las erupciones volcánicas “…En ese tiempo (en el diluvio) inmensos bosques fueron sepultados. Desde entonces se han transformado en el carbón de piedra (…) y han producido también inmensas cantidades de petróleo. Con frecuencia el petróleo se enciende y arde bajo la Tierra. Esto calienta las rocas, quema la piedra caliza y derrite el hierro. La acción del agua sobre la cal intensifica el calor y ocasiona terremotos, volcanes y brotes ígneos” Historia de los patriarcas y profetas, página 99 ¡Qué curioso! En 1915 no se conocían las zonas de subducción en los lugares donde se encuentran dos placas tectónicas y una resbala por debajo de la otra; ni siquiera se conocía la tectónica de placas. Este caso hubiese sido una excelente oportunidad para adelantarse a su tiempo y demostrar que en realidad “algo inefable” le enviaba sus visiones. 12. Las caderas estrechas de las mujeres son producto de la herencia de caracteres adquiridos. Algunas mujeres poseen en forma natural cinturas pequeñas. Pero en lugar de considerar estas formas como hermosas, deberían ser consideradas defectuosas. Estas cinturas de avispa podrían haberle sido transmitidas de sus madres, como resultado de su indulgencia en la práctica pecaminosa de usar corsés apretados, y como resultado en una respiración imperfecta. Review and herald, 31 octubre 1971; “Words to christian mothers,” The health reformer, octubre 1871, página 121, y noviembre 1871, páginas 154-157; Healthful living, 1897, página 58 Hoy podemos decir, gracias a la genética, que esta declaración es contundentemente falsa. 13. La señora White afirmó que era posible la formación de nuevas especies, y razas de seres humanos por medio de la copula entre seres humanos y bestias. La afirmación iba encaminada a explicar las especies fósiles que se estaban descubriendo en el siglo XIX y que ponían en aprietos al creacionismo. Por otro lado estos textos han sido usados para explicar el origen de razas humanas diferentes a la caucásica (supuestamente la que dios creo en el Edén ) “Pero si hubo un pecado, por encima de cualquier otro, que requería la destrucción de la raza por medio del diluvio, fue el crimen degradante de la amalgama del hombre y la bestia, un crimen que desfiguró la imagen de Dios y causó confusión por todas partes.” Spiritual gifts (Dones espirituales), tomo 3, página 64, 1864 “Cada una de las especies de animales que Dios había creado fue preservada en el arca. Las especies confusas que Dios no creó, y que eran el resultado de la amalgama, fueron destruidas por el diluvio. Desde el diluvio, ha habido amalgama entre hombres y bestias, como puede verse en la interminable variedad de especies de animales y ciertas razas de hombres.” Spiritual gifts (Dones espirituales), tomo 3, página 75, 1864 Las anteriores declaraciones de la señora White han sido un verdadero dolor de cabeza para la Iglesia Adventista del Séptimo Día, ya que estos textos insinúan que toda raza humana, diferente a la caucásica, fue originada por entrecruzamiento entre humanos y bestias. 14. Declaró que la Biología y Geología se equivocan al sostener la teoría de la evolución Historia de los patriarcas y profetas, capítulos 2, 7 y 9 “No existe fundamento alguno para la suposición de que el hombre llegó a existir mediante un lento proceso evolutivo…” ¿Predicciones cumplidas? Cuando señalé uno de estos puntos a un adventista, me respondió: “Sabe una cosa, precisamente sé que Elena G. de White es la profeta de Dios porque ella dijo que en estos tiempos el enemigo (tradúzcase por Diablo) intentaría demostrar que sus revelaciones son inexactas.” ¡Me quedé de una sola pieza! Lo mismo pueden decir los mormones y los musulmanes respectivamente: “Los mormones sabemos que José Smith (cambiarlo por Mahoma si son los musulmanes) es el profeta de Dios porque él profetizó que los enemigos de este maravillosa obra lo refutarían”. Otro adventista me dijo en una ocasión que Elena G. de White profetizó el terremoto de San Francisco del 18 de abril de 1906. Decidí revisar el escrito y en él dice: “San francisco y Oakland están llegando a ser como Sodoma y Gomorra y el Señor las visitará con su ira” (El evangelismo, página 296) No dio datos de la fecha exacta; el terremoto bien podría haber ocurrido 30 días o 30 años después, y al fin y al cabo, los adventistas lo hubiesen achacado a la profecía de Elena G. de White. Es lo mismo que ocurre con Nostradamus (debería ser Nos-trabamos); siempre que hay un desastre natural o una guerra dicen: “¡Esto ya fue profetizado antes!” Vale la pena recordar que el terremoto afectó principalmente a San Francisco y poco a la ciudad de Oakland. Y si el terremoto de San Francisco fue el castigo de Dios a una ciudad corrupta, ¿por qué pagaron por igual rufianes y bebés inocentes? ¿No es más lógico, ya que hay pruebas, achacarle el terremoto de San Francisco del 18 de Abril de 1906 a la geología de esta zona? (recuerde la falla de San Andrés que surca California de Norte a Sur) Un pastor adventista me dijo que Elena G. de White habló de corrientes eléctricas en el sistema nervioso antes de que los médicos las descubriesen. Esto es totalmente falso. Desde 1780, Luis Galvani descubrió el efecto de la electricidad en el tejido muscular de animales muertos. Con descargas leves, y luego con descargas atmosféricas logró que las ancas de ranas muertas en su laboratorio tuvieran contracciones, de la misma forma como el sistema nervioso actúa sobre los músculos. Este descubrimiento fue tan famoso que la escritora inglesa Mary Shelley se basó en él para escribir su novela Frankenstein, de 1818. En ella, se resucita al monstruo usando electricidad proveniente de rayos. Decir que Elena G. de White se adelantó a su tiempo es pura ignorancia. No puedo desconocer que los adventistas al no fumar tabaco, ni consumir alucinógenos, ni embriagarse, disminuyen los riesgos de enfermedades cardiovasculares, entre muchas otras. Tampoco puedo negar que ellos promueven valores elevados como la honradez y la sinceridad; no obstante, dejan de practicar lo que predican al no revelar estos datos que demuestran que Elena G. de White no recibió nada “superior para los conocimientos de su época”, como lo afirman en la revista El centinela (mayo de 2001) que distribuyeron por toda Colombia. Es más, ellos dan información sesgada adrede y luego dicen campantemente que “lo que ella escribió al respecto todavía es válido” lo cual es completamente falso. Fue esto lo que me movió a escribir este artículo. Fueron ellos quienes mencionaron la palabra “ciencia” en su divulgación, sin embargo, lo que se encuentra es una montaña de mentiras para ganar creyentes. Esto se traduce en un mayor ingreso de diezmos y el hecho de que estén engañando a las personas pasa a un segundo plano.

 

La experiencia religiosa en el hombre delincuente

Por: Juan Carlos Bircann

ORIGINALMENTE APARECIDO EN SINDIOSES.ORG

Es una idea de aceptación general que la religión hace buenos y virtuosos a los hombres. Nadie se atrevería, excepto Bertrand Russell, a contradecir esta afirmación, que, escuchada cientos de veces desde la temprana infancia, ha calado en lo más profundo de nuestra conciencia. Goebbels, el célebre Ministro de Propaganda del Tercer Reich que se encargó de presentar una imagen positiva del régimen nazi a los alemanes, decía que una mentira repetida mil veces se convertía en una verdad. La experiencia es una fuente de conocimiento de primer orden. A través de ella vemos las cosas en su justa dimensión y pisamos el terreno de la realidad. En los 4 años que laboramos en la Procuraduría Fiscal de Santiago tuvimos la oportunidad de aprender cosas que no se enseñan en ninguna Escuela de Derecho ni se presentan en maestrías ni cursos de post-grado. La Fiscalía constituye una verdadera escuela; es un laboratorio criminológico en el que convergen los más variados y disímiles personajes, se plantean infinitud de situaciones y se escuchan los relatos más asombrosos. Una de las cosas que despertó nuestra curiosidad fue el “perfil religioso” de los procesados que a veces salía a flote en el curso de la instrumentación de los expedientes. Frases como “el verdadero juez es el que está allá arriba” (señalando hacia el cielo); “Yo sólo creo en la justicia de Dios” y una que otra cita bíblica alusiva al homicidio o al robo son comunes en los despachos judiciales. A veces se utiliza la religión como medio de defensa. El justiciable alega que no es capaz de cometer un delito porque es un hombre de “fe” o de la “iglesia”; que pertenece a la Junta de Vecinos, etc. La experiencia religiosa en el delincuente es muy rica y variada. En muchos de los allanamientos en que nos tocó participar verificamos que en las puertas de las casas era muy frecuente hallar litografías de santos, algunas veces acompañadas de una penca de sábila o un trozo de pan. El uso de medallas con la figura de San Lázaro es una constante. Dentro de las billeteras comúnmente se encuentran oraciones y postalitas, así como “resguardos”. A propósito del escándalo desatado hace unos meses en Santo Domingo tras la puesta en libertad de la denominada “Reina del Extasis”, la misma, tras ser entrevistada en E.E.U.U. atribuyó su liberación a la influencia de los “espíritus”. Investigaciones posteriores demostraron que los susodichos seres eran de carne y hueso y que actúan por móviles nada sagrados. Contrario a lo que pudiera esperarse el Hombre Delincuente es profundamente religioso. Leoncio Ramos, nuestro más destacado criminalista, nos dice al respecto: “Ferri no encontró sino un ateo entre 700 asesinos; Havelock Ellis afirma que en las prisiones es cosa rara entrar librepensadores, y que, según J.W. Horsley, Capellán de prisiones inglesas, sólo encontró 57 ateos entre la cifra de 28,351 delincuentes; Laurent afirma cosa igual; y asimismo Muller y Joli afirman que entre los ejecutados en París, en el curso de veinte años, sólo uno rechazó los auxilios espirituales en los últimos momentos…Por todo lo dicho, no creemos que pueda ponerse en duda que la delincuencia es menos común entre los no religiosos que entre aquellos que profesan un credo” (Notas para una Introducción a la Criminología p. 275-276). Lamentablemente esta obra no ha sido publicada formalmente y de ella sólo existen copias mimeografiadas. Gabriel García Márquez, en “Noticia de un Secuestro”, libro que narra uno de los episodios de mayor tensión en la narcoguerra que protagonizaron “Los Extraditables” y el Estado colombiano, nos relata la extraña coincidencia de pensamiento que tuvieron el General Miguel Alfredo Maza Márquez, Director del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y el Padrino de los narcos, Pablo Escobar Gaviria. El Premio Nóbel de Literatura nos dice: “Para él la guerra contra el narcotráfico era un asunto personal y a muerte con Pablo Escobar. Y estaba bien correspondido. Escobar se gastó dos mil seiscientos kilos de dinamita en dos atentados sucesivos contra él: la más alta distinción que Escobar le rindió jamás a un enemigo. Maza Márquez salió ileso de ambos, y se lo atribuyó a la protección del Divino Niño. El mismo santo, por cierto, al que Pablo Escobar atribuía el milagro de que Maza Márquez no hubiera logrado matarlo”. Finalmente el Divino Niño se quedó con Maza y Escobar fue acribillado por miembros del Cuerpo Elite el 2 de diciembre de 1993, un día después de su cumpleaños, cuando se entretuvo hablando más de la cuenta por el teléfono y su llamada pudo ser triangulada por un GPS. Hace poco, cuando leíamos “Mi Confesión” nos enteramos que Carlos Castaño, jefe de los Paramilitares, tuvo participación en la producción de “inteligencia” en el operativo en que se le dio de baja al decano de los narcos. Alonso Salazar nos cuenta que cuando “El Patrón” formalizó su entrega ante el sacerdote García Herreros pidió que le bendijera una medallita de la virgen que llevaba puesta; en ese mismo acto los guardaespaldas que le acompañaban, algunos de los cuales tenían en su haber cientos de muertos, se arrodillaron y pidieron al Padre que los confesara y que les diera su bendición. Horas después ingresaban a la cárcel que denominaron “La Catedral”, de la cual Escobar terminaría escapando. Una anécdota curiosa es la de un tal Toño Molina, narcotraficante colombiano de la década del 70, quien tras cometer cada nuevo asesinato salía corriendo al confesionario a poner al cura al tanto de sus pecados. Cesare Lombroso nos dice acerca de los reclusos que “la mayor parte de ellos, sobre todo si se trata de campesinos, es creyente, aun cuando se haya formado una religión estrecha y acomodaticia, que hace de Dios una especie de benévolo tutor de los delitos… Tortora, que había dado muerte por su propia mano a doce soldados y también a un sacerdote, se creía invulnerable porque llevaba en el pecho la hostia consagrada… Religiosísimo, y de familia santurrona inclusive, era Verzein, estrangulador de tres mujeres” (Medicina Legal, vol. I. P.130-131). Todo lo cual se explica, según el padre de la Criminología, porque la religión “es la supervivencia de un sentimiento atávico y, salvo en la barbarie absoluta, crece tanto más cuanto más inculto y primitivo es el pueblo; y después, porque, como ha observado ingeniosamente Ferri, la religión no es por sí misma la moral sino la sanción de la moral” (Lombroso, op. cit. P.132). Años más tarde Freud daría a conocer ideas similares en “El Porvenir de una Ilusión” y “Moisés y el Monoteísmo”, obras que nos abstenemos de comentar por razones de espacio pero que sugerimos leer (recomendamos la edición de las Obras Completas, en tres volúmenes; traducción de Luis López-Ballesteros y prólogo de Ortega y Gasset. Biblioteca Nueva; Madrid, España, 1973). El perfil religioso del criminal se manifiesta además en el uso de tatuajes alusivos a cuestiones de fe. Es frecuente observar cruces, Biblias e imágenes de santos. En cierta ocasión tuvimos la oportunidad de apreciar una auténtica obra de arte tatuada sobre toda el área del tórax de un recluso. Se trataba de la figura de Jesucristo en cuyo centro había un corazón espinado y sangrante. La figura se destacaba aún más por el contraste que hacía con la piel blanca del sujeto, los efectos luminosos que le aplicaron y el hecho de que el artista se cuidó de que el corazón de ambos coincidiera en el mismo punto. Al tratar este tema no podemos pasar inadvertida la Oración del Santo Juez: “Señor, líbrame de mis enemigos. Si ojos tienen, que no me vean. Si manos tienen, que no me agarren. Si pies tienen, que no me alcancen. No permitas que me sorprendan por la espalda. No permitas que mi muerte sea violenta. No permitas que mi sangre se derrame. Tú que todo lo conoces, sabes mis pecados pero también sabes de mi fe. No me desampares. Amén”. Recientemente conocimos otra versión de esta plegaria en la obra “Confesiones de un Delincuente”, de la autoría del colombiano José Navia. En la República Dominicana tenemos una obra muy completa respecto a la relación entre religiosidad, superstición y delito. En ella se transcriben algunas versiones de oraciones muy conocidas, como la de la “Santa Camisa”. Se trata del libro escrito por M. R. Cruz Díaz en 1945 y que lleva por título “Supersticiones Criminológicas y Médicas”. En esta obra se complementa la teoría con vivencias propias del autor en ocasión de desempeñarse como Juez de Instrucción en Santiago y la Provincia Duarte (San Francisco de Macorís). Es un texto tan completo que incluso lleva anotaciones jurisprudenciales sobre el tema. En familias en que no existe la figura paterna y que por tanto la autoridad y responsabilidad recae sobre la madre se nota una mayor devoción por la Virgen. Así vemos que un recluso del penal de Bellavista (Colombia) expresa: “Nosotros le rezamos a Chuchito y a la Virgen, pero sobre todo a la Virgen porque ella es la Madre de Dios, y la madre es la madre, aquí y en cualquier parte”. Más adelante agrega: “Creo en Dios y en la santísima Virgen y siempre vamos es pa?delante. La Sagrada Escritura prohibe matar, yo entiendo que no se debe matar cristianos. Pero aquí no matamos cristianos sino animales. Porque una persona que tenga inteligencia no mata a un trabajador para robarle el sueldito y dejar aguantando hambre una familia. Ni los animales hacen esas maldades. Como cristianos creyentes nos defendimos y nunca me ha remordido la conciencia, a pesar de tanta sangre”. ( Alonso Salazar. “No Nacimos P?a Semilla”. P.76). En situaciones como estas la religión subsiste con fuerza extraordinaria. Sólo que en esta modalidad Dios ha sido destronado. La Virgen le ha dado golpe de Estado. Esta visión distorsionada de la religión no es exclusiva de los delincuentes. Muchos Criminaloides que pululan por la calle, gente aparentemente “normal”, tienen ideas parecidas, inculcadas por la educación que reciben. El buen comerciante reza para que le salga bien el negocio en que piensa engañar a alguien y el sicario lo hace para que no le fallen los tiros, para que el “trabajo” le salga bien y no lo descubran. Sobre este particular cabe destacar el uso de balas “rezadas”, las cuales se hierven en agua bendita previo a colocarse en el arma. En ” La Virgen de los Sicarios” (Fernando Vallejo, Alfaguara, 1994) y “Rosario Tijeras” (Jorge Franco Ramos, Plaza & Janés, 1999) se destaca la práctica de este ritual así como las oraciones a María Auxiliadora, patrona de los sicarios. Especialmente ilustrativa de este tema es la muy conocida obra de Germán Castro Caycedo, “La Bruja: coca, política y demonio”. Aquí se traza un bosquejo histórico de los orígenes del narcotráfico en Colombia y su relación con la alta política. Todo a la luz de una amalgama de catolicismo ortodoxo y hechicería. Este libro fue prohibido por los tribunales del Departamento de Antioquia, pero luego la Sala Plena de la Corte Constitucional revocó el fallo. Lleva más de 10 ediciones y las últimas contienen la sentencia como anexo y algunas glosas. Realmente vale la pena leerlo. Quienes leyeron “El Padrino” y “El Siciliano” de Mario Puzo recordarán la profunda devoción de la famiglia Corleone. Salvatore Giuliano antes de ejecutar al barbero que lo traicionó le concedió un minuto para que hiciera las paces con Dios. Del mismo autor es “Los Borgia”, su obra póstuma, la cual tuvo que ser concluida por su compañera Carol Gino. Antes de morir Puzo se refirió a esta novela de carácter histórico como “otra historia familiar”. En ella se recrean los pecadillos y travesuras del Papa Alejandro VI y sus hijos: Asesinatos, envenenamientos, traición, robo, usura, incesto, etc. Con razón el libro lleva el subtítulo “la primera gran familia del crimen”. En “Hannibal” Thomas Harris nos describe al Dr. Lecter con los ojos piadosamente cerrados mientras se bendice la cena y agrega que el apóstol Pablo no lo hubiera hecho mejor. A la luz del pensamiento criminológico la religiosidad del justiciable más que una atenuante a su favor constituye un estigma, y, en ciertos casos, puede considerarse como un indicio. (El autor es abogado.)