Las dimensiones del Pensamiento Crítico

Por: Ricardo Montanía

ADAPTADO DEL SKEPTICAL INQUIRER

Los racionalistas, en general, consideran al pensamiento crítico como una de las herramientas más importantes para el análisis de las diferentes situaciones, se intenta por tanto aquí hacer algunas clarificaciones acerca de Que Es y Que No Es el pensamiento crítico.

Aunque no se debería pontificar acerca de una definición de Pensamiento Crítico, sin embargo, es buena aquella que dice lo siguiente: “El Pensamiento Crítico es el uso de las habilidades racionales, cosmovisión y valores para llegar tan cerca como sea posible a la verdad.

Es decir, consta de tres dimensiones esenciales, habilidades, cosmovisión y valores.

Las Habilidades racionales

Las habilidades críticas consisten en las operaciones cognitivas de alto nivel envueltas en el procesamiento, antes que en la simple absorción, de la información; analizar, sintetizar, interpretar explicar,  evaluar, generalizar, abstraer, ilustrar, comparar y reconocer falacias lógicas.

Esta parece ser la dimensión que la mayoría de la gente tiene en mente cuando habla de Pensamiento Crítico, en general, esto puede ser enseñado y se enseña en la mayoría de las escuelas, colegios y universidades en mayor o menor grado y de acuerdo a las deficiencias o excelencias de cada uno de ellos, pero esto sólo no basta para aquel que se define como un pensador crítico, tener estas habilidades por si solas no es suficiente, pues uno puede ser excelente en el razonamiento mientras falla en las otras dimensiones del pensamiento crítico, lo cual no es poco común.

Una concepción mas completa del pensamiento crítico, que incluya la cosmovisión y los valores, sin embargo, es más difícil de enseñar y sobre todo más peligrosa que aquella que sólo hace énfasis en el razonamiento lógico.

El reconocimiento que el mundo no es a menudo lo que parece es quizás la característica dominante de la cosmovisión del pensador crítico.

Desde esta perspectiva, el mundo es un lugar intrínsecamente engañoso.

Esta cosmovisión va más allá de los aspectos tradicionalmente sospechosos, como los anuncios en la TV o los círculos en los campos de maíz y amplia su visión de la naturaleza engañosa del mundo incluyendo cuestiones como:

1. Muchas veces somos inconscientes de los apremios impuestos a nuestro pensamiento por las fuerzas sociales, eso sin mencionar las fuerzas genéticas dentro de nosotros.

2. Algunos aspectos del mundo social parecen naturales, pero son realmente invenciones humanas. Y viceversa.

3. Los roles sociales que desempeñamos, muchas veces, moldean no sólo nuestro comportamiento sino nuestra propia identidad.

4. Somos a menudo ignorantes de nuestra ignorancia. Y cuanto más incompetentes somos, más probable es que sobreestimemos nuestra capacidad.

5. Es normal que cosas aparentemente contradictorias ocurran juntas.

6. Todas las cosas buenas tienen costes. Muchas cosas malas tienen ventajas.

7. Los hechos aparecen con frecuencia como blancos o negros cuando, en realidad, son generalmente grises.

8. Confundimos continuamente trozos de verdad con la verdad completa

9. Las verdades parciales pueden ser tan engañosas como las mentiras.

10. Es más probable que seamos engañados por la gente que cree sinceramente en lo que dice, que por los mentirosos.

11. El autoengaño puede ser un problema incluso más grande que el engaño por otros.

En fin, puesto que es tan fácil percibir mal la realidad, un pensador crítico está poco dispuesto tomar las cosas como se le presentan, sospecha de las certezas, no se adecua a la sabiduría convencional (o poco convencional) y es desconfiado de las fachadas y de las ideologías que sirven como cosméticos de la vida social.

Es decir, los pensadores críticos son necesariamente escépticos
.

El escepticismo se puede resumir como:

1. Los escépticos no creen fácilmente. Han pasado la credulidad infantil (Dawkins 1995) a un nivel de credulidad menor que el que poseen la mayoría de los adultos

2. Cuando los escépticos toman una posición, lo hacen en forma provisional.
Entienden que su conocimiento en cualquier tema es falible, incompleto y pasible de cambio.

3. Los escépticos no adhieren a ninguna “vaca sagrada”. Ven a las ortodoxias como enemigas mortales del pensamiento crítico.

Convencer a la gente de que subestima el hecho que las cosas no son siempre lo que parecen, requiere una amplia gama de ejemplos tales como éstos:

* Desde el principio, el SIDA se ha exagerado como amenaza significativa para los heterosexuales en los EE.UU.

* Es más que aventurado afirmar que Abraham Lincoln estaba fuertemente dedicado a los problemas de igualdad social entre los blancos y los negros.

* Martin Luther King Junior, engañó en su disertación doctoral y también a su esposa.

* Perdemos el amor menos a menudo a nuestros hijos que a nuestros amantes / esposos porque nuestros hijos llevan nuestros genes.

* Aunque los profesionales del asesoramiento en la industria y la educación  lo asumen como cierto, la autoestima no ha demostrado causa y efecto en relación con los resultados académicos y del comportamiento.

* Las pruebas de inteligencia se relacionan con muchos resultados académicos, ocupacionales, económicos y del comportamiento y es substancialmente heredable.

* No es nada claro que el abuso sexual del niño produce efectos devastadores y duraderos en casi todas sus víctimas.

* Los estudios han encontrado que muchos estereotipos del género contienen algún elemento de verdad.

* Puede haber avistamientos creíbles de OVNIS que la ciencia no puede actualmente explicar.

* Solamente la suerte hizo que la 46° palabra del principio del salmo 46 (en Ingles) fuera “shake” (“sacudida”) y la 46° palabra desde el final fuera”Spear” (“lanza”) en la biblia del rey James que fue publicada en el año en que Shakespeare cumplió 46 años (Myers 2002).

El desarrollar el pensamiento crítico perturba fuertemente las presunciones fundamentales de las personas, es de esperar que muchos se sientan ofendidos y molestos ante esto, pero aun falta mencionar el tema de los valores.

La dimensión de los valores.

Imaginemos a un Juez que tenga a su cargo impartir justicia en un caso tan terrible como el del incendio del supermercado Ycua Bolaños, en Asunción Paraguay, donde en un incendio murieron unas 400 personas el 1 de agosto de 2.004.

Se presentan ante él las fotos de los quemados, las filmaciones, los muertos …..el horror, los llantos de los familiares de las victimas y al abogado acusador explicando con todo detalle las culpabilidades del caso. A continuación, el Juez deberá realizar una proeza notable, “escuchar a la defensa en forma igual de perceptiva y desprejuiciada a como hizo con la parte acusadora”.
Para ello necesitará mas que buenas habilidades racionales y un robusto escepticismo apropiado para escuchar a dos abogados en pleno duelo, necesitará, también, cierto sistema de valores que lo motivarán para realizar las difíciles tareas necesarias para alcanzar un veredicto honesto.

Aún a una persona principista, toma tiempo forzar a un lado sus suspicacias y preferencias personales para poder determinar si la acusación ha probado su caso debidamente.
Tal cual el juez honesto, el pensador crítico ético confía en el concepto de la duda procesal-intelectual como la mejor manera de aumentar la probabilidad de encontrar la verdad. Este código de conducta requiere una gran atención a las ideas expuestas para poder dar un veredicto informado y razonado. Los rasgos requeridos para una persona así son algunos tales como estos:

* Estar poco dispuesto a subordinar su pensamiento a ortodoxias que exigen ser admitidas in-totum (en su totalidad) a riesgo de ser acusados de herejía.

* Rechazar el negar méritos a una determinada idea aunque esta pueda parecer repugnante y se corra el riesgo de aparecer como inmoral.

* Ser capaz de decir “no sé”, aun a costa de aparecer como falto de inteligencia.

* Estando dispuesto a juzgar el valor de verdad de las ideas patrocinadas por los grupos demográficos y culturales a los cuales uno no pertenece, bajo el riesgo de ser acusado de prejuicioso.

* Estando dispuesto a cambiar de opinión, a riesgo de aparecer caprichoso

* Estando abierto a opiniones adversas, a riesgo de parecer desleal

* Teniendo un claro conocimiento de los límites y falibilidad de su conocimiento, a riesgo de aparecer temeroso o con baja autoestima. En fin, este aspecto del pensamiento crítico puede ser el más difícil de todos.

Las ideas que sostienen al proceso intelectual adecuado pueden requerir más integridad, humildad, tolerancia a la incertidumbre y valor que el que la mayor parte de nosotros puede encontrar fácil de asumir.

Ventajas
El pensamiento crítico ¿Vale lo que cuesta?

Considérese por un momento cuán costoso puede ser el pensamiento acrítico.

Jay Gould, llama la atención sobre dos potenciales humanos que, juntos, considera “la más potente conjugación de valores para el bien que nuestro planeta haya conocido jamás”.

Solamente dos escapes posibles pueden librarnos de la mutilación organizada que el lado oscuro de nuestras potencialidades humanas nos depara aquel que nos ha dado cruzadas, cazas de brujas, esclavitud y holocaustos.
El primero es la decencia moral que proporciona un ingrediente necesario, pero no suficiente.

El segundo elemento debe venir del lado racional de nuestra mentalidad. A menos que rigurosamente utilicemos la razón humana, saldrán las fuerzas espantosas de la irracionalidad, del romanticismo, de la creencia “verdadera” inflexible y del fatalismo que resultan de las masas.

El escepticismo es el agente de la razón contra la irracionalidad organizada y es por lo tanto una de las llaves a la decencia social y cívica del ser humano.
Según esta llamativa declaración, el pensamiento crítico es uno de los recursos más importantes que una sociedad podría desarrollar.
Esto es porque las malas cosas no emanan solamente de la mala gente.
Las malas cosas pueden también ocurrir debido al pensamiento equivocado de la gente decente.
Además de los peligros de un mal pensamiento, el peligro verdadero se da cuando es aceptado por el entendido y perdonado por el sincero que tiene poco más que la comprensión de un niño de lo que exige el debido proceso intelectual.

Es probable que haya una relación importante entre el pensamiento crítico, definido ampliamenteç y la democracia en sí misma.

El jurista americano Hand describió esta conexión como sigue:

La libertad yace en los corazones de hombres y mujeres; cuando allí muere, ninguna constitución, ninguna ley, ninguna corte, puede preservarla.

El espíritu de libertad es el espíritu que no está demasiado seguro de estar en lo correcto; el espíritu de libertad es el espíritu que intenta entender las mentes de otros hombres y mujeres; el espíritu de libertad sopesa su interés y el de los demás sin estar predispuesto en algún sentido.

Cultivando el pensamiento crítico genuino, consolidamos los soportes cruciales de la democracia (Kuhn 2003). La gente que estima la verdad tiene menos probabilidades de ser engañada por las ideologías que justifican prácticas anti-liberales o prometen soluciones simples.
Además, tales personas reconocen mas probablemente el valor intelectual e ideológico de la diversidad, también entienden que la verdad normalmente viene en pedazos que son poco probables de ser encontrados todos juntos.. Son el mejor contrapeso contra los creyentes de todas las layas. Dentro de una democracia, el mundo social sigue siendo un lugar engañoso, tanto para el sofisticado, como para el inocente.

La tendencia de líderes y de una gran cantidad de ciudadanos a subestimar este hecho es una fuente enorme de miseria humana.

Aquí está un ejemplo.
En su libro y en el de Errol Morris, La Niebla de la Guerra, la secretaria anterior de Roberto S. McNamara secretario de defensa de USA se identifican las equivocaciones en que incurrieron él y otros, lo cual condujo a la calamidad en Vietnam.

Su historia, describe a hombres confiables, sobre todo decentes, que hicieron lo que pensaron que era lo mejor, pero que cayeron presa de una serie de errores que debieran figurar como capítulos de un libro de texto de pensamiento crítico: pensamiento dualista, optimismo a ultranza, ausencia de humildad intelectual, subestimación de la complejidad, pensamiento de grupo, credulidad infantil y adherencia rígida a la ortodoxia.
Éstos eran hombres inteligentes, educados en habilidades lógicas del razonamiento muy por encima del promedio.

Con todo, McNamara encuentra “increíble” que” hayamos fallado en analizar nuestras asunciones críticamente. ”
Quizás los arquitectos de la guerra de Vietnam fallaron porque cayeron en lo qué Thomas Sowell (2002) llama los “shibboleths” como substitutos para el pensamiento crítico.
Un shibboleth, es una creencia que responde al propósito de identificar al creyente con los “chicos buenos”, son figuras prominentes de carácter angélico.

Los Shibboleths, “transforman preguntas sobre hechos, causalidad y evidencia, en preguntas sobre identidad personal y dignidad moral”: Los meros hechos no pueden competir con shibboleths cuando hacen sentir bien a la gente.
Por otra parte, los shibboleths, evitan la cuestión dolorosa de cuan peligroso es tener políticas que afecten a millones de seres humanos sin un conocimiento cuidadoso de los duros hechos que se necesita para entender cuál ha sido ese impacto realmente.

Los Shibboleths son peligrosos, no sólo porque movilizan apoyo político para políticas que la mayor parte de sus partidarios no han deseado, sino también porque estas divisiones de identidad hacen más duro invertir esas políticas cuando resultan ser desastrosas. Como muchas otras formas de pensamiento no-crítico, los shibboleths derivan su poder del hecho de que los seres humanos están diseñados para ser animales sociales, más que para ser buscadores de verdad. Para todos los beneficios sociales del pensamiento crítico, a nivel individual, el pensamiento acrítico ofrece recompensas sociales y psicológicas propias.

Promover el pensamiento crítico
Si las ventajas sociales del pensamiento crítico multidimensional son tan grandes, entonces la tarea de levantar el nivel de tal pensamiento en nuestra sociedad: ¿En hombros de quién descansa?

Thomas Gilovich (1991, 193-194), ha discutido que los científicos sociales, en virtud de su “manera de mirar el mundo, y de los hábitos de la mente que promueven,” están en la mejor posición para educar a otros sobre la importancia de cuestionar nuestras presunciones y desafiar lo que pensamos saber.”
Esto no es especialmente estimulante porque los científicos aparecen como dados a promover ortodoxias, pensamiento deseoso, argumentos ad-hominem y a los shibboleths y a cualquier otro (Horowitz 1996; Berger 2002; Goldberg 2003).

Hojeando en los libros de sociología, encontramos que es difícil tratar de enseñar genuino pensamiento crítico en las ciencias sociales.

Las ciencias “duras”, ¿ lo estarán haciendo mejor?

En primer lugar, la educación científica no está produciendo altos niveles de instrucción científica en la población (National Science Foundation 2004). Además, aparece haber solamente una relación débil entre el conocimiento de la ciencia y la incredulidad en varias formas de absurdo (el Walker y Hoekstra 2002; Johnson y Pigliucci 2004).

Como muchos han observado, enseñamos ciencia como colección de hechos y de teorías sobre cierta categoría de fenómenos, más bien que como sistema de principios para entender el mundo.
Un curso en “ciencia, Pseudociencia, y Contra-ciencia” estimularía un pensamiento crítico más amplio que la típica clase de química 101. Pero el problema es más profundo que esto.
El verdadero pensamiento crítico no es colineal con el buen pensamiento científico.
El pensamiento crítico hace que el pensamiento científico sea proyectado a los hechos de vida diaria, con todas sus demandas y complicaciones.

Esta generalización expansiva del método científico es difícilmente espontánea o evidente en sí misma para la mayoría de la gente.
Así como aprender la verdad sobre Papá Noel no rompe la cosmovisión crédula del niño típico, aprendiendo los principios de la ciencia se puede fácilmente fallar en llegar a la visión extensa de la misma por parte de los estudiantes de ciencia y por tanto de los científicos.
Por sí mismas, las salas de clase de ciencia son una pobre competencia para los poderosos obstáculos existentes para llegar a un altamente desarrollado pensamiento crítico que se encuentran en la vida social humana y en el “cableado”del cerebro humano.

El pensamiento crítico multidimensional no es simplemente un subproducto más.

Debe ser enseñado.

¿Bien, entonces, qué hay sobre la tendencia del “pensamiento critico” que ha impregnado la educación americana a través del plan de estudios en todos los niveles? ¿Estos esfuerzos están teniendo éxito en la consolidación de la calidad del pensamiento crítico en toda la sociedad?
Una vez más, varios indicadores de pensamiento acrítico en nuestra sociedad sugieren no.
Es dudoso que lo que los estudiantes aprendan en esas salas de clase y esos textos haga mucho para modificar sus cosmovisiones y valores con respecto a la verdad.
Una causa primaria de este déficit es la naturaleza antiséptica del “pensamiento crítico” enseñado típicamente a los estudiantes.

O la mayoría de los profesores y los autores no poseen un concepto propio altamente multidimensional del pensamiento crítico, o son renuentes (quizás con buena razón) a acercarse a ese peligroso territorio
El resultado es la enseñanza de un cuasi- pensamiento crítico.
Es ingenuo contar con que la educación en sociología, en ciencias naturales, o la educación en general, al menos en su presente forma, eleva el pensamiento crítico a algo más que una moda pedagógica que todos aplauden, pero pocos conceptúan muy profundamente.
Esto nos deja solos a la comunidad escéptica.
Nos identificamos como campeones de la ciencia y de la razón.
Pero esto es un amplio mandato. Debemos evitar concentrar nuestro escepticismo en forma demasiado estrecha en los reinos de la superstición, la seudo ciencia y lo sobre natural, el desafío final a un pensador crítico no son las cosas extrañas sino las insidiosamente mundanas.

Si esperamos llegar al éxito del pensamiento crítico, es importante que los escépticos se reafirmen en una definición multidimensional del pensamiento crítico — las habilidades del razonamiento, cosmovisión escéptica, valores de un juez principista – sin eximir de todo eso a ningún aspecto de la vida social.