Los testigos de Jehová son una secta. No sé si secta peligrosa o inofensiva pero cumple con los criterios básicos para ser considerada una.
La palabra secta en sí misma, aunque tenga una connotación siempre negativa o peyorativa, abarca tantos matices que no caben en una sola palabra. Hoy día gracias al diluvio de información en el que vivimos, en el que este escrito es también una gota, conocemos como nunca antes la historia de sectas que marcaron épocas, como la del esquizofrénico Charles Manson y “La familia” así como David Koresh y sus davidianos en los 90 o Marshal Applewhite, con su “Heaven’s gate” y el infame Jim Jones, que no necesita reseña. Quedan cientos por nombrar. Si uno no los conoce (creo difícil) sólo están a un click de distancia.
El nivel de dramatismo o la grandilocuencia de las expresiones apocalípticas de estos líderes considero es inversamente proporcional a la vigencia de sus respectivas sectas. Es gente que arrastra a sus seguidores todo el tiempo en que ellos permanecen vivos, luego no se suele ver continuidad.
Las sectas más longevas son, diríase, comparativamente más discretas en sus anhelos y “profecías”, además de crecer de forma más conservadora y de establecer vínculos mucho más fijos con elementos ajenos a ella, a veces incluso, llamativamente se asocian íntimamente con gente foránea. El arquetipo de secta que ejemplifica esto es el cristianismo del siglo primero, fundado por el apóstol Pablo, no por Jesús, como se cree. Después de cientos de años de luchas ideológicas entre varios cristianismos, finalmente emergió una victoriosa cuando se alió con Roma. El resto, son historia de 1700 años. Pero no se nos olvide que es una secta (o spin off) del judaísmo, así como lo es el islamismo.
Volviendo al tema, los testigos de Jehová son hermanas generacionales por así decirlo, del mormonismo, ya que sus bases se anclan en el seno de una sociedad cristiana protestante estadounidense, que a su vez, surge de los adventistas. Como quiera que se las llame, todas estas son milenaristas, así como hipotéticamente también lo es la iglesia católica, aunque esta finja demencia en los últimos siglos respecto al tema.
Aunque mucha gente en esta época haya oído hablar de los testigos de Jehová de forma indirecta en los medios (sobre cuestiones como la sangre, festejar cumpleaños, el celoso proselitismo o sus asambleas), si un testigo de Jehová le alcanza a predicar a uno, el tema central de su mensaje es la venida de un paraíso terrenal (no celestial) en muy breve tiempo, ya pronto, muy pronto. Este paraíso es el medio que el dios Jehová utilizará para resolver todos los males de la humanidad que empezaron desde que Adán y Eva fueron echados del Jardín del Edén. A excepción de la idea de un paraíso terrenal, todos los demás aspectos de la mitología salvífica le son terriblemente familiares a cualquier paraguayo medianamente informado: que Jesús murió por todos nosotros, que a través de él tenemos esperanza, que va a volver y va a separar a sus ovejas de las cabras, que ese juicio será con fuego y demás y Satanás junto con sus demonios y la humanidad que está de su lado, o sea, contra Cristo está, va a ser primeramente “amarrado” (o “cancelado” digamos) por mil años . Y todo va a ser muy muy pronto.
Ese mensaje de salvación se ornamenta con la esperanza de ver en ese paraíso a nuestros seres queridos que ya hayan fallecido, resurrección mediante. Además, tanto nuestros seres queridos como nosotros mismos, vamos a volver a ser jóvenes y vamos a permanecer jóvenes por lo menos durante esos primeros mil años. En un día normal, en donde estamos inmersos en la rutina y con un nivel digamos moderado de felicidad, este mensaje por supuesto que choca con el escepticismo hasta del más crédulo católico, ni qué decir de una persona no religiosa pero hay días y días. Y hay días en los que vivimos tragedias personales que directamente nos invitan a pensar en un alivio, por más mágico que sea. En esos días, si un testigo de Jehová toca a la puerta, muchos van a querer creer que fueron enviados de dios. Es gente vulnerable, ya sea por diversos factores, la que cae presa, la que cree en esa esperanza y la que será eventualmente adoctrinada. Es esa gente la que será víctima y luego, si continúa, victimaria.
Fin de la primera parte.
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