¿Qué tienen en común los cantantes Prince y Michael Jackson? Realmente muchas cosas: ambos eran estadounidenses, afrodescendientes, artistas, prodigios en la música, de fama descomunal, sexualidad ambigua, ambos murieron por abuso de sustancias: Michael a causa del Propofol y Prince a causa del fentanilo. Y sí, ambos eran testigos de Jehová. Esa es la explicación del porqué la aclaración en el video ‘’Thriller’’ de Michael Jackson, explicando que él no creía en zombies. Mencioné estos casos más notables, aunque hay más famosos (al igual que Tom Cruise y John Travolta en sus respectivas sectas) como la cantante de texmex Selena Quintanilla, las hermanas Williams, o el General, pionero del reggaetón, etc.

En la era pre internet era muy difícil para un paraguayo de clase media baja (que forma el grueso de la feligresía de los testigos) enterarse de algo así, ya que, como toda secta, el manejo de la información es total. En la literatura oficial de la Organización ‘’Watchtower’’, o en castellano ‘’Torre del vigía de Sion’’ este tipo de hechos no se publican, porque se consideran raíz de posible disenso. Ya hoy día, en que el acceso a la información es hiperfacilitado y uno puede consultar libros, enciclopedias, sin contar con miles de videos, es imposible no enterarse de detalles  poco decorosos de dicha organización pero para un testigo de Jehová devoto, activo y sobre todo profundamente adoctrinado, toda información no oficial de los testigos de Jehová es mal vista, de manera que es poco probable que un testigo de Jehová lea estas líneas, ya que casi casi por definición se considerará ´”opositora” o “apóstata”, aunque ni siquiera la referencia en cuestión haga juicios o tome partido a favor o en contra de la secta. Esa es una característica fundamental, el manejo de la información, que distingue a las sectas.

Uno de los aspectos más resaltantes de la historia real, o sea, imparcial o extraoficial de los testigos de Jehová, o sea, que no va a ser conocida por los testigos de Jehová activos, es en relación a sus orígenes. La leyenda dice que Charles T. Russel era el predicador estadounidense, que por inspiración divina, en la década de 1880, junto con otros cristianos sinceros, formó un grupo llamado ‘’Estudiantes de la biblia’’ para poder adelantarse a las profecías bíblicas que daban a entender a todas luces, que el siglo XX por iniciar, no de balde era un número redondo. Acontecerían eventos de máxima importancia teológica, y por supuesto, recordemos que es una religión milenarista, la venida de Cristo.

Lo que no se cuenta de Charles T. Russel es que era un hábil hombre de negocios, que diversificó su cartera de negocios y de dedicarse a la venta de granos pasó a la imprenta, con la revista ‘’Watchtower’’ y los encargados de la distribución y venta eran justamente, los miembros de dicha agrupación. Muchas ‘’doctrinas básicas’’ adjudicadas a Russel, como la del ‘’esclavo fiel y discreto’’ eran autoría de la señora de Russel, antes de divorciarse de ella tras un no claro hecho de adulterio por parte de Russel con su secretaria. Este hecho no lo estoy usando como una crítica ad hominen sinó para ilustrar el punto que detalles no decorosos no son comentados (ni sabidos) por los testigos normales. Tenemos mucho más, como la del segundo presidente, el juez Rutherford, quien además de ser alcohólico y de carácter irascible, vivía en mansiones, como la de Beth Sarim, paseándose en Roll Royce mientras el mundo se sumía en la segunda guerra mundial. La mansión de Beth Sarim fue construida gracias a contribuciones voluntarias para albergar a los patriarcas hebreos que habían muerto antes que Jesús naciera, desde Abraham hasta David, que resucitarían antes de la segunda venida de Cristo. Obviamente, nadie resucitó y nadie volvió de nuevo, por lo que la mansión discretamente se vendió y el asunto de la resurrección de los patriarcas fue quedando en el olvido.

Y ese es, creo yo, el principal mecanismo que usa el ‘’Cuerpo gobernante’’, o sea, su comité directivo, para esconder bajo la alfombra las profecías fallidas o las doctrinas que no resistieron el paso del tiempo y detalles como los comentados arriba. Simplemente no se mencionan errores y se asume que fueron revelados ‘’nuevos entendimientos’’ de tal o cual profecía o respecto a la interpretación de textos de la biblia. Tanto es así que un libro publicado allá en la década de los cincuenta, de esos de 400 páginas, sin ilustraciones y con letras pequeñas, poco generosos con el lector, tendrá a ojos de un testigo veinteañero, tantas ideas desconocidas que pensará que son de otro grupo religioso. Para evitar esto, los libros son sacados de circulación tan pronto se percibe que dichas ideas ya no son populares o, para usar una frase de moda, no envejecieron bien.

Si les interesa conocer la historia verdadera, o secular de esta asociación, pueden empezar con ‘’Apocalipsis demorado’’, un libro excelente escrito por un historiador canadiense, M. James Penton, quien fue un testigo de Jehová devoto y sincero. Quedó profundamente sorprendido cuando encontró una enconada oposición de sus hermanos y de la sede central en Brooklyn cuando mencionó la idea de escribir la historia del grupo académicamente. Como suele pasar, mientras más información neutral recopilaba, menos convencido se volvía y terminó abandonando la organización. Fruto de esa experiencia es el libro mencionado.

Leer parte 3.

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